El PIN de tu tarjeta es la clave que te permite realizar compras con tu tarjeta en cualquier establecimiento o sacar dinero en un cajero automático. Se trata de una combinación de cuatro dígitos que debería ser secreta y difícil de adivinar, pero lo cierto es que muchos usuarios eligen códigos demasiado simples o predecibles que ponen en riesgo su seguridad.

Según un estudio realizado por un ex analista de datos de Facebook, basado en contraseñas filtradas de cuatro dígitos, el PIN más común es el ‘1234’, seguido del ‘1111’ y del ‘0000’. Estas combinaciones representan casi el 20% de las claves analizadas, lo que significa que un ladrón podría acceder a una de cada cinco tarjetas probando solo estas tres opciones.

Pero hay más. El estudio revela que más de una de cada cuatro claves podría adivinarse probando solo 20 combinaciones distintas. Entre ellas se encuentran las que repiten números (‘2222’, ‘7777’), las que siguen patrones (‘1212’, ‘6969’) o las que usan fechas (‘1986’, ‘2001’). También hay algunas curiosas, como el ‘1004’, que es una forma de decir “te quiero” en coreano.

Estos datos demuestran que muchos usuarios no prestan suficiente atención a la hora de elegir el PIN de su tarjeta, lo que puede tener consecuencias graves si alguien consigue robarles o clonarles el plástico. Por eso, es importante seguir algunas recomendaciones para proteger el PIN y evitar sorpresas desagradables.

El PIN de tu tarjeta no es seguro si estás utilizando estas combinaciones de números

En primer lugar, hay que evitar usar los códigos más comunes o fáciles de deducir. También hay que huir de los datos personales, como el año de nacimiento, el DNI o el número de teléfono, ya que pueden ser obtenidos por terceros con relativa facilidad. Lo mejor es optar por una combinación aleatoria y única, que no se repita en otras tarjetas o cuentas.

En segundo lugar, hay que memorizar el PIN y no apuntarlo en ningún sitio, especialmente no en la propia tarjeta o en el móvil. Si se olvida o se bloquea el código, se puede solicitar uno nuevo al banco o cambiarlo en un cajero automático. También se puede usar el móvil para pagar sin necesidad de PIN, siempre que se tenga activado el NFC y se use una aplicación como Google Pay o Samsung Pay.

En tercer lugar, hay que ser cuidadoso al introducir el PIN en un terminal o un cajero, cubriendo el teclado con la mano para evitar que alguien lo vea o lo grabe con una cámara oculta. También hay que comprobar que no haya elementos sospechosos en el lector de tarjetas, ya que podrían ser dispositivos para copiar la banda magnética o el chip haciendo que el PIN de tu tarjeta sea inutil.