Descubren miles de huesos de 52 animales diferentes en una fosa de sacrificios de la Edad de Hierro, en Badajoz
Construyendo Tarteso
- Un pozo de sacrificio, con miles de huesos animales, ofrece nueva información sobre los rituales que practicaban los Tartesos.
- Esta enigmática cultura, que se remonta a la Edad de Hierro, vivió entre los siglos VII y V antes de Cristo, en el suroeste de la Península Ibérica.
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Los Tartessos o Tartesos son una enigmática civilización de la que sabemos muy poco. Solo floreció en la Península Ibérica, en lo que hoy es Andalucía, Extremadura y el sur de Portugal. Una fosa de sacrificios con miles de huesos de 52 animales diferentes, nos devela cómo evolucionaron sus rituales.
El pozo de sacrificios animales está en Casas del Turuñuelo, en Badajoz, y data del siglo V antes de Cristo. Así que tiene unos 2.500 años, al final de la Edad de Hierro. Es una de las mayores fosas animales jamás encontradas en todo el mundo.
Se descubrió hace tiempo, pero hace unos días se publicó un estudio en PLOS One, que recoge el análisis de los huesos.
La fosa de sacrificios de los Tartesos
En el pozo de sacrificio de Turuñuelo se han encontrado 6.670 huesos de 52 animales diferentes. En las capas visibles se pueden ver 41 caballos, seis vacas, cuatro cerdos y un perro, según explica ESSANews.
Los análisis de los huesos certifican que los animales estaban fuertes y sanos, así que no se trata de sacrificios masivos por algún tipo de peste o enfermedad.
Las marcas en los huesos de los caballos, y en sus dientes, indican que se usaron para montar, y llevaban algún tipo de brida. Posiblemente eran caballos de guerra.
Una de las características más curiosas de esta fosa de sacrificio de los Tartesos, es que en las capas más profundas del pozo, los animales están colocados cuidadosamente en parejas, como se puede ver en esta foto:
Construyendo Tarteso
Sin embargo, en capas superiores, y por tanto más recientes, los huesos estaban todos amontonados y esparcidos.
Los arqueólogos creen que al principio el foso de sacrificios se usaba para rituales religiosos o sagrados, pero con el tiempo el ritual se fue convirtiendo en una especie de fiesta en donde los animales se consumían, antes de echar sus restos al pozo.
Poco a poco, estamos descubriendo más cosas de esta escurridiza cultura local, los Tartesos, que no se da en ningún otro lugar del Mediterráneo. Pero aún sabemos muy poco sobre su origen y logros.
Esta fosa de sacrificios descubierta en Casas del Turuñuelo, en Badajoz, con 6.670 huesos de 52 animales diferentes, nos ofrece un poco más de luz sobre esta enigmática cultura, y sus rituales sagrados. Aunque quizá nunca lo sepamos todo sobre ellos.
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