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¿Qué sucede cuando un astronauta en órbita dice que no va a regresar?

Cohete

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En la mente de los astronautas que están en órbita por el espacio puede ocurrir de todo y una de las grandes preguntas que puede estar en su mente es lo que sucede cuando uno de ellos dice que no va a regresar. 

Para ilustrar esta historia,  de la que se hace eco Ars Technica, hay que remontarse a la misión STS-51-B, cuando se lanzó el Transbordador Espacial Challenger en abril de 1985, en donde iba a bordo Taylor Wang.

Wang era el investigador principal de un experimento llamado Módulo de Dinámica de Gotas, que tenía como objetivo descubrir el comportamiento físico fundamental de las gotas de líquido en microgravedad. Con este logro, fue seleccionado para volar en la misión.

Durante el segundo día, Wang trató de activar su módulo, pero no funcionó. Antes de rendirse, pidió a los controladores de la NASA si podía tomarse un tiempo para solucionar el problema y reparar el experimento, pero no le dejaron. 

En ese momento, Wang insistió algo más: "Conozco muy bien mi sistema", dijo. "Dadme una oportunidad". Los controladores no dieron su brazo a torcer y de la boca de Wang salieron unas palabras que helaron la sangre de Houston: "Si no me dan la oportunidad de reparar mi instrumento, no voy a regresar". 

Esta historia ya tiene su tiempo, pero ahora hay nuevos informes e indicios que dejan algunas respuestas. Unas respuestas que, ahora que empiezan a surgir los vuelos espaciales comerciales y más personas viajan al espacio, pueden ser todavía más relevantes. 

¿Qué significan entonces estas palabras? Posiblemente que a Wang le dio un ataque de pánico y nervios y posiblemente quería abrir la escotilla haciendo que todo el aire de la sala saliese al exterior.

¿Los motivos? Wang no era un astronauta de la NASA y, evidentemente, no tenía la misma preparación que ellos. Además, tal y como es la educación en China, le afectó todavía más. 

"Cuando encendí mi propio instrumento, no funcionó", dijo Wang. "Puedes imaginar mi pánico. Había pasado cinco años preparándome para este único experimento. No solo eso, yo era la primera persona de ascendencia china en volar en el Transbordador, y la comunidad china había mostrado un gran interés"

"Debes entender la cultura asiática. No solo representas a ti mismo; representas a tu familia. Lo primero que aprendes de niño es no traer vergüenza a la familia. Así que cuando me di cuenta de que mi experimento había fallado, podía imaginar a mi padre diciéndome, '¿Qué pasa contigo? ¿No puedes hacer bien ni siquiera un experimento?' Estaba realmente en una situación muy desesperada", añadió.

Fue en este punto que Wang cayó en una depresión severa y comenzó a discutir con los controladores de vuelo en tierra, haciendo su comentario sobre "no regresar".

Poco más se sabe sobre este suceso, pero Gregory, el piloto de ese Transbordador Espacial de 1985 tiene un recuerdo bien curioso: "Recuerdo despertarme al principio de un turno y ver cinta adhesiva en la escotilla", revela a Ars. "No sabía cuál era su origen y no le presté atención. Puede que sí lo haya hecho, pero no recuerdo haberle preguntado a Overmyer al respecto".

¿A qué se debe esta cinta adhesiva? En una misión posterior, Henry Harstfield, quien comandó la misión STS-61-A que salió al espacio 6 meses después, dejó la siguiente declaración: "Al principio, cuando volábamos con especialistas de carga útil, teníamos un especialista de carga útil que quedó obsesionado con la escotilla", recuerda. 

"'¿Quieres decir que todo lo que tengo que hacer es girar esa manija y la escotilla se abre y todo el aire sale?' Era un poco aterrador. ¿Por qué seguía preguntando eso?".

Lo más probable es que Wang estuviese en una profunda depresión por el fallo del experimento y la tripulación estaba preocupada por que abriese la escotilla, algo relativamente fácil de hacer. Por suerte, Wang salió a trabajar al día siguiente y logró que el experimento funcionase, por lo que no se va a saber nada más. 

Años más tarde, esa cinta adhesiva tomó la forma de un candado. "Pusimos un candado en la puerta de la escotilla lateral", dijo Fabian, un miembro de una misión posterior. 

"Se instaló cuando entramos en órbita para que la puerta no pudiera abrirse desde el interior y cometer hara-kiri, matar a toda la tripulación. Eso no fue debido a nadie que tuviéramos en nuestro vuelo, sino por la preocupación por alguien que había volado antes del 51-G".

Después del accidente del Transbordador Espacial Challenger en 1986, el enfoque del programa del Transbordador cambió en cierta medida, y la NASA comenzó a volar menos especialistas de carga útil. 

Aquellos que volaron comenzaron a ser considerados más como parte de la tripulación y se encontraron con menos sospechas. Según algunos astronautas del Transbordador Espacial, el candado se usó cada vez menos.

Al final todo es un ataque de pánico que le puede dar a cualquiera, aunque es cierto que un astronauta está más preparado y puede eludir este tipo de ataques a la mente de una mejor manera. 

El problema principal es que cada vez hay más viajes espaciales con gente sin preparación y, como el espacio es extremadamente desafiante, puede jugar una mala pasada a la mente. 

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