Enclavado en el corazón de Japón, el Hotel Nishiyama Onsen Keiunkan emerge como un testigo vivo del pasado, un refugio que ha estado recibiendo huéspedes durante más de 1.300 años. 

Fundado en la transición de la era Keiun, entre los periodos Asuka y Nara, este hotel es una joya histórica que nos sumerge en la rica tradición japonesa, el hotel más antiguo del mundo.

Ubicado en la serena región montañosa de Yamanashi, el Nishiyama Onsen Keiunkan se encuentra rodeado de un paisaje de ensueño. Con el majestuoso Monte Fuji al fondo y el apacible Lago Kawaguchi cercano, los visitantes se sumergen en un entorno que parece sacado de un cuento.

Cada rincón de este hotel cuenta una historia de Japón. Este alojamiento, previo a los conocidos ryokan —posadas para viajeros de paso— de cuatro estrellas y sin acceso a Internet, ha sido testigo de más de 1.300 años de historia. Cada pasillo murmura el eco de generaciones pasadas. 

El Nishiyama Onsen Keiunkan se fundó en la era Keiun, —a la que debe su nombre— durante el periodo de transición entre las épocas Asuka y Nara. Sus primeros tatamis fueron colocados en 705, en una época en que los viajes eran largos y cansados.

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Su presencia en el Libro Guinness de los Récords como el "hotel más antiguo del mundo en funcionamiento", certifica de manera oficial de su título. Las getas las sandalias japonesas tradicionales— y los kimonos de la familia Fujiwara  —que aún lo regenta—   han recibido allí a samuráis, shoguns, políticos o celebridades a lo largo de más de 52 generaciones que han pasado por el hotel.

Incluso hay algunos empleados cuyas familias han ocupado el mismo puesto durante generaciones, según recoge Bussines Insider, pasando de padres a hijos y a nietos. “Todos ellos ponen todo su empeño en ofrecer un espíritu servicial que nace de un deseo compartido de proteger la posada”.

Onsen: aguas termales en Japón

Al adentrarse en este hotel, los huéspedes se encuentran inmersos en la cultura y la tradición japonesa. Su gran atractivo son las aguas termales naturales —onsen— que brindan una experiencia rejuvenecedora y de descanso muy apreciado por el pueblo nipón. Sumergirse en estas aguas es como sumergirse en la misma experiencia que emperadores y samuráis disfrutaron hace siglos.

Pero no solo eso, además de las aguas termales y el Monte Fuji, cerca del establecimiento podrás encontrar el Templo Zenko-ji una joya del periodo Edo y de arquitectura budista o el Jigokudani Monkey Park un lugar donde observar a los monos japoneses —también tomando baños en las aguas termales durante el invierno— en la naturaleza. 

Si alguna vez tienes la oportunidad de explorar Japón y sumergirte en su historia, incluir una visita a este tesoro histórico en tu itinerario puede ser fascinante. Para más información sobre el Nishiyama Onsen Keiunkan visita su página oficial.