Dicen que La Rinconada, en Perú, es la ciudad más cercana al espacio. Aunque para sus habitantes sea lo más cercano al infierno. Situada a 5.100 metros de altura, allí el aire tiene la mitad de oxígeno, y está contaminado por el mercurio. En La Rinconada, la esperanza de vida es de solo 35 años. El documentalista Ruhi Çenet, nos invita a visitarla en un vídeo.

Los seres humanos somos capaces de vivir creyendo en una ilusión. Por eso muchas personas compran lotería todos los fines de semana, montan un negocio que todos los demás ven ruinoso... o aceptan vivir en la ciudad más peligrosa del planeta, con la ilusión de encontrar oro y poder ganarse la vida. Para muchos peruanos, es su única salida.

La Rinconada es una población de unos 30.000 habitantes situada en el distrito de Ananea, en los Andes peruanos, junto a una importante mina de oro. Un nombre muy apropiado: allí la vida te arrincona en una esquina, te muele a golpes, y casi siempre acaba matándote.

Apenas se ven ancianos en la ciudad a más altitud del mundo. Las calles están pobladas principalmente por los mineros que acuden a trabajar a la mina. Pero allí también viven sus mujeres y sus hijos, en unas condiciones extremas.

Así es la dura vida en La Rinconada, la ciudad más allá de las nubes

La Rinconada se erige en lo alto una montaña andina, a unos 5.100 metros de altura. Casi 300 metros por encima del Mont Blanc, la montaña más alta de los Alpes europeos.

A esa altitud, el aire solo tiene la mitad de oxígeno. Sus habitantes generan el doble de glóbulos rojos en la sangre, y muchos de ellos contraen la enfermedad de Monge: el mal de montaña crónico que provoca dolor de cabeza, adormecimiento, tinnitus, dificultades para respirar, palpitaciones, perturbaciones del sueño, fatiga, anorexia, confusión mental, cianosis y dilatación de las venas.

No es la única condición extrema de La Rinconada. Debido a la extracción del oro, el aire y las aguas están contaminados con mercurio. 

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El clima es gélido: algunos grados centígrados por encima de cero durante el día, más de 10 grados bajo cero por la noche. Todo el año.

La ciudad no tiene saneamiento. La mayoría de las casas son chavolas de metal sin electricidad ni agua corriente. Tienen que acudir a hacer sus necesidades, y a ducharse, a los baños públicos. Por calles con cuestas imposiblemente empinadas, al estar en la ladera de una montaña.

Pero esto es Sudamérica, lo que significa que ni en La Rinconada falta un campo de fútbol. Eso sí, de hierba artificial. No verás ninguna planta o árbol en la ciudad. A esa altitud y con ese clima, allí no crecen.

Son condiciones de vida extremas, empeoradas por la inseguridad ciudadana, y el duro trabajo en la mina, en donde el mineral se extrae a mano, en sacos:

La mayoría de los mineros no cobra un sueldo. La empresa minera utiliza un sistema de pago llamado cachorreo. Los mineros trabajan gratis durante 30 días. En el día 31, pueden quedarse con toda la mena (piedra que contiene minerales) que puedan cargar a sus espaldas.

Si tienen suerte, la mena contendrá suficiente oro u otros minerales para pagarles el sueldo del mes, incluso un poco más. Casi siempre apenas les llega para cubrir gastos. Cada mes de trabajo es una apuesta, una ilusión de poder escapar de esa dura vida.

El youtuber Ruhi Çenet, con casi 9 millones de seguidores, se ha hecho famoso por visitar los lugares más extremos del planeta. También ha estado en la ciudad de La Rinconada, y casi tiene que salir en camilla. No te pierdas el vídeo:

La gente que acude a trabajar allí, tarda un mes en aclimatarse. Pero el sobreesfuerzo que lleva a cabo el cuerpo a lo largo de los años, y las durísimas condiciones de vida, pasan factura. La esperanza de vida de La Rinconada es de solo 35 años, como en la Edad Media.

Para muchos rinconeros, la mina es el único modo de subsistencia al que pueden aspirar. No hay otro sitio para ellos. Ni siquiera trabajando en la mina, tienen derecho a un sueldo seguro.

La Rinconada, la ciudad más cercana al espacio. Y también, la más infernal del mundo. Un lugar en donde cumplir 40 años es una excepción. Todo por la ilusión de ganarse la vida buscando oro. Pero no hay millonarios aquí, en el rincón habitado más alto del mundo.