La mejor profesora del mundo nos revela lo que más importa a la hora de educar
Andria Zafirakou es la última ganadora del premio Global Teacher Prize, considerado el Nobel de la educación. Oficialmente es la mejor profesora del mundo en 2018, un título ganado a pulso si examinamos sus condicionantes, y lo que ella ha conseguido en un entorno tan díficil. Desde Business Insider España nos cuenta lo que considera lo más importante a la hora de educar. No tiene que ver con los conocimientos, el idioma o la tecnología, sino con una de las pocas cosas capaces de conectar a las personas que no pueden comunicarse.
Andria Zafirakou es profesora en un instituto de secundaria en Brent (Reino Unido). Es una zona con mucha inmigración y pobreza. Cada mañana, Andria saluda a sus alumnos en 35 idiomas, un claro ejemplo de la diversidad y complejidad de las clases. ¿Cómo educas a un grupo de niños que no hablan el mismo idioma, tienen distintas culturas, y en muchos casos problemas de timidez, autoestima y sociabilidad, precisamente por no hablar inglés o ser inmigrantes?
Andria se enfrentó al reto en dos fases. En primer lugar, se esforzó para convertir la escuela en un lugar en donde los alumnos se sintieran cómodos y seguros. Cambió los horarios del centro para que los alumnos que no podían estudiar en casa lo hicieran en la escuela, y puso en marcha un programa para acompañarlos a la parada de autobús, y evitar que fueran captados por las pandillas callejeras de la zona.
El siguiente paso era encontrar la forma en que alumnos que no pueden comunicarse con el idioma, o que tienen culturas y conocimientos tan diferentes, pudieran conectar entre sí y, al mismo tiempo, ganar autoconfianza. Y la encontró: el arte.
A través del arte, Andria Zafirakou consigue que sus alumnos no se atasquen ni se abrumen. En el arte no te equivocas ni lo que haces está mal, porque todo forma parte del aprendizaje, y de tu propia forma de expresarte. Gracias al arte alumnos que no pueden comunicarse o tienen distintos conocimientos trabajan juntos y comienzan a relacionarse, porque todo el mundo puede ponerse a pintar un paisaje, o el rostro de un compañero.
"En el arte cada alumno puede aprender a su propio ritmo", explica Zafirakou. "No hay respuestas correctas o incorrectas, por lo que los alumnos repetidamente regresarán y perseverarán con su trabajo". Esta capacidad de aprender a su ritmo permite a los alumnos sentirse orrgullosos y ganar en autoestima, que les sirve para sentirse incluidos en el grupo y comenzar a relacionarse, a practicar el inglés, etc.
Andria Zafirakou se queja de que hoy en día las carreras tecnológicas mandan. Se fomenta la ingeniería, las matemáticas, la programación, olvidando las artes creativas. No está en contra de estas opciones, al contrario. Pero opina que la ingeniería, la programación, se basan en resolver problemas, y para inventar soluciones a los problemas, se necesita creatividad. Una creatividad que el arte ayuda a fomentar.
Son lecciones importantes de la mejor profesora del mundo. Incluso las carreras más científicas y técnicas, necesitan creatividad para poder aplicarlas. No apartemos esa creatividad en las escuelas...
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Descubre más sobre Juan Antonio Pascual Estapé, autor/a de este artículo.
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