Según informa la OCU, en España, el 42% de la energía que se consume a nivel doméstico se dedica a la climatización. Teniendo esto en cuenta y lo cara que es la calefacción o el aire acondicionado, parece lógico buscar alternativas.

El gran problema de nuestro país es que se estima que la mitad de las viviendas están mal aisladas y puede suponer pagar hasta 1.000 euros más al año en energía para tratar de enfriarla o calentarla.

Si volvemos a hablar de números, las puertas y ventanas dejan escapar el calor de nuestra casa, o por el contrario, entrar el calor externo, en un 21%. Sin embargo, es el techo donde se produce una mayor fuga, llegando hasta el 70%.

Las ventanas de vidrio aislante sería una buena inversión para evitar perder ese calor o proteger tu casa en verano, pero el problema es que actualizar las ventanas antiguas puede ser bastante caro en un principio.

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En el caso más grave, el techo. Si vivimos en una casa baja, la mejor idea sin duda es aislarlo. Tenemos varias opciones: hacerlo por fuera, revisando todas las posibles fugas y asegurarnos de que esté bien impermeabilizada.

Por otro lado, hay que aislarla por dentro, con, por ejemplo, placas de pladur, muy buenas para evitar la entrada de calor o lana vidrio o poliestireno expandido para aquellas casas más frías.

La OCU informa que la inversión para aislar bien un piso ronda desde los 3.000 hasta los 11.000 euros, algo totalmente alejado de muchos presupuestos y pese a que hay algunas subvenciones, resultan insuficientes.

Sin embargo, esta rehabilitación térmica, que puede irse realizando poco a poco, supondría un gran ahorro a largo plazo.

Si observamos este cuadro de la OCU, vemos los diferentes niveles energéticos, con su consumo y coste. Para que os hagáis una idea, cambiar las ventanas y poner aislamiento en los muros puede hacer que pasemos de la etiqueta D a la A (con esto se ahorra cada año unos 3.000 kWh y 200 euros anuales en energía).

Con todo esto sobre la mesa, la respuesta de estos es un total sí, debemos aislar nuestros hogares y pese a que la inversión puede resultar costosa, aquellos que puedan ir permitiéndoselo poco a poco, es, desde luego, una opción beneficiosa al 100%.

Sin embargo, cabe recordar que aquellas familias que no dispongan de la posibilidad de esta inversión, deberían, primero de todo, recibir ayudas y segundo, no verse afectadas por impuestos a las viviendas menos eficientes.