A lo largo de nuestra vida debemos tomar millones y millones de decisiones, algunas más fáciles que otras, pero solo tenemos una decena de decisiones que pueden marcar el resto de nuestra vida de forma importante, sea una decisión empresarial o una decisión personal y que debemos intentar hacer de la forma más racional posible, pero siempre eligiendo la mejor opción.

El problema, es que en la vida nunca sabremos si hemos elegido la mejor opción, al no ser que nos basemos en las matemáticas, y muchos psicólogos están recomendando la llamada “regla del 37 %” para tomar decisiones importantes en la vida y que está funcionando a muchos emprendedores.

Y es que la idea “es que maximicemos las prioridades a la hora de tomar una decisión correcta”, sea por ejemplo escogiendo ese teléfono móvil para comprarnos estas Navidades, o bien encontrando nuestro hogar de ensueño entre todas las opciones o nuestra pareja ideal, entre todas esas citas que tenemos.

Y básicamente los matemáticos nos han dado la respuesta del 37 % y es que la idea es probar y descartar las primeras opciones que representen el 37 %. Se trataría de un periodo de calibración durante el cual identificas lo que funciona y no funciona, y lo que quieres y no quieres, las personas que buscas o no.

Y después de haber descartado ese 37 % inicial, todo lo que venga después, y que supere al anterior, es la mejor opción.

En lo que respecta a relaciones personales, si quieres tener citas con 10 personas, deberías descartar las tres o cuatro primeras, y a partir de ahí, si quedas con otra persona que supere a las tres o cuatro anteriores, sería la mejor pareja para ti.

Hablando de encontrar un hogar, sería ir a ver tres o cuatro casas sin comprometerte con ninguna de ellas, y a partir de ahí, si encontramos una casa que nos guste más que las tres o cuatro primeras, sería nuestra decisión ideal.

Pero el corazón no entiende tanto de matemáticas

Pero esto tiene un gran dilema y es que las matemáticas nos ofrecen la mejor respuesta al problema de forma óptima pero no sentimental, y es que los humanos no son máquinas de índole racional de cálculo de probabilidades.

Para ello habría que tener en cuenta lo que dice la psicología de “explorar y explotar”, lo que dependerá de una serie de factores de índole personal.

Y es que una persona que explota demasiado podría promover la formación de hábitos mientras que la persona que explora demasiado corre el riesgo de convertirse en un aprendiz de todos los oficios, pero maestro de nada.

Y especialmente esto podría no funcionar del todo con el tema de las relaciones entre personas dado que si tomamos la regla del 37 %, es probable que dejemos escapar a nuestra media naranja en esas tres o cuatro primeras citas que, según esta teoría, debemos acabar rechazando sí o sí.

Es probable que para algo empresarial o material sea más fácil de aplicar.