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Un sistema convierte el CO2 en roca para frenar el cambio climático

dioxido de carbono
Un equipo internacional de científicos ha descubierto un método para frenar el cambio climático: inyectar el CO2 en la tierra para que se convierta en minerales.

En la actualidad, la lucha contra el cambio climático se ha convertido en una prioridad para los gobiernos de todo el mundo, la comunidad científica y la sociedad en general.

Aunque las medidas para abordar el problema del aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero son numerosas, todavía no disponemos de herramientas que permitan neutralizarlas de manera verdaderamente eficaz.

Una de estas propuestas es la denominada captura y almacenamiento de CO2 (CCS por sus siglas en inglés). Se trata de un proceso que consiste en evitar que las emisiones lleguen a la atmósfera para inyectar el dióxido de carbono en formaciones geológicas.

Los geoingenieros de todo el mundo han explorado diversas posibilidades para el almacenamiento, como sellar el gas en huecos subterráneos como depósitos de petróleo y gas abandonados, pero habitualmente se producen fugas. Por ello, esta solución tiene el inconveniente de que las emisiones no se puede almacenar de manera indefinida y se acaban liberando tarde o temprano. 

Ahora, un equipo internacional de investigadores ha hecho un avance que podría ser de gran ayuda para frenar el cambio climático: han descubierto una forma potencialmente viable para eliminar las emisiones de CO2 capturadas de la atmósfera.

Este nuevo sistema consiste en la inyección del dióxido de carbono atmosférico en roca volcánica, donde el gas de efecto invernadero reacciona formando minerales ambientalmente benignos en un período estimado de un año. Gracias a esto, el problema del almacenamiento del CO2 capturado mediante las técnicas CCS quedaría resuelto.

"Nuestros resultados demuestran que entre el 95 y el 98% del dióxido de carbono inyectado fue mineralizado durante el un período de menos de dos años", explica el Dr. Juerg Matter, profesor de geoingeniería de la Universidad de Southampton en Reino Unido y miembro del equipo.

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Las pruebas las han llevado a cabo en un pozo profundo en Islandia, donde han capturado las emisiones de CO2 de la planta geotérmica más grande del mundo situada en Hellisheidi, a 25 km de Reikiavik. Al ser una isla volcánica, Islandia se compone de un 90% de basalto, una roca rica en elementos como el calcio, el magnesio y el hierro, qeu se requieren para la mineralización del carbono.

Para inyectar el gas, lo disolvieron en agua y lo llevaron al pozo donde, al entrar en contacto con las rocas, la solución reaccionó rápidamente formando carbonatos minerales. "Los minerales de carbonato no se escapan de la tierra, por lo que nuestro método de almacenamiento es permanente y respetuoso con el medio ambiente", asegura el Dr. Matter. 

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Etiquetas: Medio Ambiente