Al hablar, comunicarnos o expresar tus sentimientos a través de las palabras, es difícilmente identificable, para muchos de nosotros, saber si la otra persona dice la verdad o si por el contrario nos oculta algo.

Y es que, ya solo con nuestro tono de voz se pueden identificar miles de matices. Pero, para esto está la tecnología y muy concretamente la inteligencia artificial (IA).

Una nueva investigación, que acaba de publicarse en la revista PLOS-ONE, ha analizado las características vocales de 134 parejas en terapia. Utilizaron ordenadores para extraer las características estándar del habla de las grabaciones de los participantes en las sesiones de terapia durante dos años. 

¿De qué características hablamos? tono, la variación del tono y la entonación. A continuación, se entrenó un algoritmo de aprendizaje automático para aprender la relación entre esas características vocales y el resultado final de la terapia.

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Este análisis fue más allá y no se centró en si alguien alzaba la voz, si no en la interacción de la conversación, quién hablaba cuándo y durante cuánto tiempo, así como el sonido de las voces. 

Gracias a esto, los expertos, colaborando con esta función, han podido exponer estos resultados a las parejas. La importancia radica en revelar cuánta información sobre nuestros sentimientos subyacentes está codificada en la forma en que hablamos, parte de ella expresada de forma totalmente inconsciente.

Este puede ser uno de los primeros pasos en el uso de ordenadores para determinar lo que realmente pensamos o sentimos. 

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Lo increíble de todo esto son las miles de posibilidades de uso: los expertos podrían aconsejarnos sobre aspectos a cambiar al escucharnos hablar juntos sí, pero, ¿podrían detectar una propensión al comportamiento antisocial, a la violencia o a la depresión? parece que la respuesta también es afirmativa.

Quizá el único problema que podría presentar todo esto es la "violación de nuestra privacidad" al vernos sometidos a una máquina que va a analizar cada una de nuestras palabras y cómo las expresamos. También es cierto que si realmente acudimos a terapia y queremos resolver nuestros problemas de pareja, qué mejor que ir a la raíz de estos.