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Testamento digital: ¿qué sucede con las redes sociales al morir?

Enrique Luque de Gregorio

Testamento digital: ¿qué sucede con las redes sociales al morir?

Las redes sociales son un escaparate en el que mucha gente comparte su vida pero, ¿qué sucede con ellas tras la muerte? Aunque existen formas de gestionarlas para los familiares, las consideraciones éticas pueden seguir siendo complicadas. 

Por mucho que tengan sus defensores y también sus detractores, existe un hecho incontestable: las redes sociales suponen una parte fundamental de la vida de muchas personas, que acuden a ellas cada día para compartir gran parte de su existencia. Sin embargo, hay una duda que puede llegar a generar problemas: ¿qué sucede con ellas al morir? 

Básicamente, esto es lo que acostumbra a llamarse “testamento digital”. Y, aunque no existe una única forma de proceder en estos casos, no está de más pasar a conocer algunas de las consideraciones más importantes. 

¿En qué consiste el testamento digital?

Cuando uno muere, es lógico pensar que las cosas dejan de importar. Incluso las más significativas. Sin embargo, estas sí continúan permaneciendo para los que siguen vivos. 

Es por lo que existen los testamentos tradicionales: procurar dejar todo lo más ordenado posible para facilitar la existen a aquellas personas que, por lógica, tienden a sucederte. 

Pues bien, algo similar sucede con un testamento digital. Solo que en este caso no hablaríamos de bienes físicos, sino más bien de una especie de “legado virtual”. Por supuesto, algo que se concentra más que nada en las redes sociales, aunque también en correos electrónicos, archivos guardados en la nube, perfiles en sitios webs, etcétera. ¿Qué pasa con todo eso cuando alguien fallece? 

Pues básicamente, que depende de la red social en cuestión. Facebook, por ejemplo, lo tiene muy presente, y hasta cierto punto facilita el trámite. Solo es necesario entrar en Control de la cuenta y acto seguido en Cuenta conmemorativa. Si se elige esta opción, un usuario “legado” pasa a poder manejar el perfil. U optar por lo más sencillo: eliminar la cuenta. 

Ya sea en Facebook o en Instagram, en estos casos un familiar puede ponerse en contacto el soporte de ambas plataformas y, aportando la debida información (acta de fallecimiento, parentesco familiar) pasar a hacerse cargo de la cuenta del difunto. Para igualmente actualizarla o terminar con ella. Más sencillo es el caso de WhatsApp: si no se usa en varios meses, desaparece sola. 

Problemas éticos “post mortem” 

Cómo y por qué debemos hacer nuestro testamento digital

Aunque el testamento digital y la gestión de las redes sociales después de la muerte ofrecen formas de preservar el legado digital de una persona, no dejan de presentar desafíos y consideraciones éticas. Por ejemplo, la privacidad y la seguridad de los datos personales de un difunto pueden ser vulnerables si no se manejan adecuadamente. ¿Hasta dónde se respeta su voluntad?

Además, la gestión de las redes sociales de alguien después de su muerte puede ser emocionalmente difícil para los seres queridos, especialmente si no se ha planificado antes. La falta de acceso a contraseñas y cuentas puede dificultar el proceso y provocar un estrés adicional durante un momento ya de por sí complicado.

En muchos casos, hay que reconocerlo, los perfiles sencillamente permanecerán ahí sin usarse, y nada más. Si esto tiene un impacto positivo para el recuerdo de la vida de alguien o provoca un efecto contrario, es algo que probablemente dependerá de la forma de pensar de cada persona en concreto. 

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Etiquetas: muerte