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La cooperación entre robots y humanos llega a las fábricas de coches

Vicente Cano

Robots que colaboran con trabajadores en Volkswagen
La cooperación entre robots y humanos es el siguiente paso en la fabricación de coches. Gracias a la chaqueta desarrollada por la startup Wandelbots, la colaboración entre el robot y el operario empieza a ser segura.

La cooperación entre robots y humanos está empezando a llegar a las fábricas de coches, aunque no tan rápido como le gustaría a Elon Musk, que precisamente parece estar teniendo  problemas con los nuevos autómatas de su planta de baterías de Arizona. Pero es que en Tesla, disparar su fabricación es una carrera contra el tiempo, justo lo contrario de lo que le sucede a Volkswagen.

El segundo fabricante mundial de coches espera tener todo listo para, en 2020, empezar a producir 300.000 vehículos eléctricos —Tesla ahora monta 110.000 unidades al año— y una pieza clave de este nuevo rompecabezas será la colaboración entre robots y personas en la misma línea de ensamblaje.

Desde los años 50 del siglo XX, las plantas de coches empezaron a utilizar robots y hoy el proceso de fabricación de un automóvil está automatizado al 70%. Si una fábrica de vehículos puede dividirse en tres áreas —quitando el área de logística—, en dos de ellas —taller de chapa y pintura— hay una tasa de tres o cuatro robots por cada ser humano.

Así es el coche autónomo de Volkswagen: ni volante ni pedales

Sin embargo, en la zona de montaje todavía hay multitud de procesos que no han podido automatizarse, aunque en su mayoría la participación de personas en ellos no aporte un valor al producto final. Pero que un ser humano comparta espacio con una máquina no es algo tan sencillo.

Para empezar, esto puede resultar peligros para el trabajador, ya que si el brazo mecanizado choca contra él, podría hacerle mucho daño, pero el robot también podría confundir una parte de la anatomía de su compañero con la pieza que debe sujetar y colocar. Para evitar cosas así, Volkswagen está desarrollando la colaboración hombre-robot —HRC por sus siglas en inglés— y lo está haciendo con dos enfoques distintos a la vez.

En su Smart Production Lab de Wolfsburgo, la sede central de VW, 40 ingenieros están dotando a los brazos mecánicos de Kuka y otros fabricantes de autómatas de una cantidad ingente de sensores. Estos hacen que los robots puedan detectar la presencia de sus compañeros de carne y hueso, aunque esto requiere una programación tan compleja que todo se encuentra en fase de desarrollo.

Robots que colaboran con trabajadores en Volkswagen

Allí, el Mobile Intelligent Robotic Co-Worker es un robot con dos brazos sobre una plataforma móvil que los investigadores intentan que se asemeje lo más posible a la manera de sujetar, moverse y trabajar que tienen los operarios de siempre, a los que podría ayudar a la hora de levantar las piezas más pesadas, aunque tiene la precisión para tomar un simple tornillo.

Volkswagen ha mostrando ese avance en el último CEBIT de Hanover, pero tiene en otra de sus plantas, la Fábrica de Cristal de Dresde, otro proyecto que podría eliminar de un plumazo las millones y millones de líneas de programación que un robot requiere para no acabar arrancando la cabeza a su compañero de trabajo humano.

Robots que colaboran con trabajadores en Volkswagen

La startup Wandelbots, del vivero que Volkswagen mantiene en esa planta, ha desarrollado una chaqueta sensorizada gracias a la cual el robot colaborativo es capaz de leer todos los movimientos de su compañero sin necesidad de estar dotado de una gran inteligencia.

Como se puede ver en la imagen la tecnología está tan desarrollada que hasta el Príncipel Alberto de Mónaco se atrevió hace unos días a probarla en persona. Con ella, como sucede en algunas películas de ciencia ficción, un humano puede operar un robot como si fuera su segundo yo, y lo que es mejor, sin que se necesite que ese trabajador en concreto sea un experto en programación.
 

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