Al final de la presentación de los nuevos MacBook Pro, iMac y chips M3, Apple mostró un curioso aviso. Todo el evento del anuncio se grabó con un iPhone, concretamente con los iPhone 15 Pro Max.

Las presentaciones de Apple son producciones realizadas por una productora de Nueva York, RadicalMedia, y el reto de grabarlo todo con un iPhone llegó por parte de Apple. Que la compañía utilice su último móvil para grabar algo como un evento que van a ver millones de personas, dice bastante de las capacidades de la cámara del iPhone, pero no cuenta toda la historia.

Un móvil, por sí solo, no sirve para hacer buenas fotos o vídeos. Incluso con los mejores sensores, los mejores algoritmos de procesado o por muchos megapíxeles que tenga, siempre falta un elemento fundamental: la experiencia y el equipo que hay alrededor.

Decir que un evento se ha grabado con un móvil es marketing. Hay películas de Hollywood que se han grabado con cámaras de unos 5.000 dólares, que es una ganga teniendo en cuenta el coste de las cámaras profesionales. Es el factor humano y, sobre todo, el factor profesional a su alrededor es lo que hace que el iPhone pueda grabar un buen evento. Y como ejemplo estas capturas que Apple ha compartido en un vídeo.

La iluminación profesional y el equipo técnico necesario para que un representante de una empresa, en este caso Tim Cook, salga bien, es enorme.

No solo se necesitan profesionales que sepan lo que hacen, además se necesita un equipo de productos de producciones profesionales carísimo, al alcance de muy pocos.

Este aparato donde se posa el iPhone 15 Pro Max es un estabilizador profesional diseñado para cámaras de gran peso. Es un Chapman M7 Evo, fabricado en fibra de carbono, ultra resistente y que requiere de dos técnicos solo para moverlo. Su precio está a la par de un coche de lujo y solo pueden comprarlos productoras.

También aparece un DJI Ronin 2, un estabilizado de mano que cuesta más de 7.000 euros.

Las capacidades de vídeo de un móvil son increíbles, pero sin la pericia de un profesional se queda en nada

Esta es una de mis grandes frustraciones con los móviles de alta gama de hoy en día. Sus cámaras son increíbles, con resoluciones enormes, capaces de captar mucha luz, pueden grabar en 8K y en formato sin compresión para después editarlo. Pero me atrevería a decir que el 99,99% de nosotros desperdiciamos todo su potencial.

De la misma forma que infrautilizamos el poder computacional de los procesadores móviles, también lo hacemos con las cámaras de los móviles.

Una vez se ha hecho la inversión de la producción, queda la posproducción, seguramente lo más importante.

Apple, o cualquier empresa que utilice su móvil para grabar un anuncio, porque te aseguro que vamos a empezar a ver este mismo ejemplo en otros fabricantes, requiere de un equipo de edición de vídeo que sea capaz de convertir todos esos planos en algo coherente, además de añadir transiciones, corregir el color (una tarea muy complicada) y montarlo para que llegue a todo el mundo.

En nuestro caso, porque me incluyo, la mayoría somos incapaces de tener esa creatividad a nuestro alcance, por eso las aplicaciones de edición de vídeo invierten tanto en inteligencia artificial para automatizar la elección de los vídeos y crear algo coherente, con un mínimo de edición para que el vídeo resultante sea digno.

En 2011 fue noticia que en EEUU, por primera vez, se grabó una película completamente con un móvil. Fue un Nokia N8 y la película se llamaba Olive. En este caso el truco es que aunque si bien la cámara era la de un Nokia N8 de 12 megapíxeles capaz de grabar en 720p, utilizaba una lente profesional.

De la misma forma que pasa con el evento de Apple, sin un equipo profesional detrás, que una película se grabase con un móvil es lo de menos.

Lo siento. Grabar un anuncio, serie, película o cualquier "gran producción" con un móvil es lo de menos y aunque es un gran reclamo de marketing, se necesita mucho más para que ese vídeo se pueda estrenar para las masas.