Los asistentes virtuales parecen haberse quedado algo desfasados con la llegada de la IA generativa como ChatGPT, la desarrollada por OpenAI y, probablemente, la más conocida por el público masivo.

Esto se debe a que existe una diferencia principal entre ambos: mientras que los asistentes virtuales como Siri, Alexa o Google usan una base de datos –extensa–, el chatbot de OpenAI se alimenta de la información vertida en Internet.

Ninguno es mejor que otro, más aún si tenemos en cuenta que los asistentes virtuales usan los datos de los usuarios que utilizan sus servicios, y ChatGPT no criba ninguna información para "aprender" a entender el lenguaje natural.

No obstante, parece que no es la mejor época de los asistentes virtuales. Siri nació en 2011, relativamente, con la llegada de la cuarta generación del iPhone, pero desde entonces las mejoras han sido casi inexistentes y Apple mantiene un silencio absoluto.

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En este sentido, Microsoft anunció recientemente que dejaba caer a Cortana, tanto en Windows 10 como en Windows 11, la versión actual de su sistema operativo estrella, como respuesta al auge de la IA generativa tipo ChatGPT.

Sea como sea, es difícil encontrar algún usuario que no le haya preguntado a Alexa, etc. por el tiempo en su ciudad o para programar tareas. Veamos cómo han cambiado los asistentes virtuales de voz y cuál será su futuro ante el gran reto de la IA para esta década.

Los primeros asistentes tenían el vocabulario de un niño de 3 años

Aunque podamos creer que a los asistentes virtuales aún les falta mucho recorrido, lo cierto es que ya existen desde hace 80 años. Concretamente, el primero –o primera– fue Audrey, creado en 1952 por el desarrollador HK Davis, del que poco se conoce.

Este asistente era capaz de reconocer el sonido de los números comprendidos entre el cero y el 9, con una precisión del 90% cuando Davis le hablaba; aunque esta bajaba a un rango de entre el 70% y el 80% cuando la voz no le resultaba familiar.

Eso sí, la máquina distaba mucho del tamaño de un smartphone actual, ya que medía hasta 2 metros de altura –hay que tener en cuenta que llegó incluso antes que los ordenadores de IBM–.

Más adelante, en 1962, la tecnología siguió desarrollándose, con mejoras en el reconocimiento de voz, además de un mejor aprendizaje de las vocales o de fonemas. Así llegaría Showbox, un asistente creado por IBM que era capaz de procesar hasta 16 palabras en inglés.

Este límite de vocablos aumentó hasta las 1.000 palabras en 1971, con la financiación de la agencia de investigación DARPA del Departamento de Defensa de Estados Unidos, la implicación de IBM y de diferentes universidades y centros de investigación. Había nacido Harpy.

Aunque Harpy se quedó en el récord de 1.011 palabras que, en lenguaje humano, representa el vocabulario con el que cuenta un niño de 3 años. Pero, poco a poco, IBM consiguió ampliar el número de vocablos hasta las 20.000 con Tangora, que ya se activaba por voz.

De todas formas, a IBM aún le quedaban varios retos por superar, como el dictado discreto, que impedía recitar comandos de seguido, ya que tenías que ir palabra por palabra para que la máquina entendiera algo.

Hasta que llegó en la década de los 80 el conocido como modelo oculto de Márkov –HMM, por sus siglas en inglés–, un modelo probabilístico que favoreció que el asistente calculara cómo de probable era que una palabra siguiera a otras, y que se usó también en la secuenciación del ADN.

Precisamente, este es uno de los grandes retos de la IA generativa, que no es otra cosa que una medición probabilística de los términos más usados por los humanos, pero con todo el conocimiento del actual Internet.

Sin embargo, Apple fue la compañía que lanzó al público masivo su primer asistente virtual, Siri, en 2011, que causó un furor parecido al que hemos podido ver con ChatGPT. De nuevo, la compañía de la manzana se adelantaba a un mercado incipiente.

La llegada de Siri, Alexa, Cortana y el asistente de Google

Apple consiguió el 4 de octubre de 2011 llevar toda la evolución de los asistentes virtuales al público masivo con el anuncio del nuevo iPhone 4S.

Pero el gran logro tecnológico fue realmente de DARPA, de nuevo, con el SRI International Artificial Intelligence Center; más adelante, Apple compró a la empresa Siri y lanzó una app para iOS que, en principio, iba a llegar a Android y BlackBerry. Aunque nunca lo hizo.

Por tanto, Apple consiguió masificar el uso de los asistentes y, desde entonces, han aparecido otros tantos que han competido con la voz de la manzana, como Amazon Alexa en 2014, Cortana de Microsoft en 2015 y el asistente de Google, cuya versión en castellano llegó en mayo de 2017.

Con el paso de los años, los usuarios nos hemos acostumbrado a los asistentes virtuales para todo tipo de cosas. Así se refleja en un estudio de IAB Spain realizado a 1.178 personas, entre el 7 de diciembre de 2022 y el 3 de enero de 2023, sobre el audio en España.

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Así, un 35% de los españoles utilizan asistentes virtuales en su día a día para tareas diversas, aunque las mayoritarias son poner música (80%), consultar el tiempo (60%) y buscar contenido en Internet (53%).

Eso sí, con un uso mayor entre los 25 y los 34 años, la franja de edad que mejor ha integrado en su rutina estos asistentes, con numerosas opciones de hardware, como os Google Nest o la familia Echo de Amazon.

Ahora bien, ChatGPT ha puesto en duda que el futuro pase por Alexa, Siri o Google, desafiando por completo a un sector tecnológico que creía que estos no tendrían rival alguno.

El probable principio del fin de los asistentes

La llegada de ChatGPT al público masivo ha supuesto un antes y un después en la historia de los asistentes virtuales, que parecen haberse quedado detrás en esta carrera de fondo.

El pasado 2 de junio, Microsoft anunciaba que ponía fin a Cortana, una asistente que nunca terminó de convencer a los usuarios de Windows, y cuyo nombre era una referencia a la IA del mítico videojuego Halo, de Xbox.

"A partir de finales de 2023, dejaremos de dar soporte a Cortana en Windows como aplicación independiente", anunciaba Microsoft. "Sin embargo, podrás seguir accediendo a potentes funciones de productividad en Windows y Edge, que cuentan con mayores capacidades de IA".

La compañía fundada por Bill Gates hacía referencia a su plan B, Copilot, una IA del mismo estilo que ChatGPT y que ya se ha integrado en el famoso Bing Chat, desarrollado gracias a los avances de OpenAI.

De momento, el silencio reina entre grandes compañías como Apple, Amazon o Google, aunque esta última ya está inmersa en el desarrollo de Bard, la IA de Google. Habrá que ver si la muerte de Cortana supone el principio del fin de los asistentes virtuales.