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Mucho cuidado porque el emoji del pulgar hacia arriba puede llevarte a juicio

Mucho cuidado porque el emoji del pulgar hacia arriba puede llevarte a juicio
Foto del redactor Carolina González ValenzuelaFoto del redactor Carolina González Valenzuela

Redactora de Tecnología

Los emoji forman ya parte de la vida de muchos. Sin embargo, debes estar muy alerta porque su uso masivo e indiscriminado podría traerte graves consecuencias legales.

Como ya muchos saben, el lenguaje ha evolucionado hasta puntos insospechados. Hoy en día, la sociedad se encuentra inmersa en un mundo donde las palabras no son la única forma de expresarse, sino que se han sumado nuevos elementos gracias a los smartphones.

Uno de los que más fuerza han ganado son los emoji. Estas pequeñas imágenes que acompañan los mensajes y redes sociales han trascendido su función original y parece que ahora se enfrentan a desafíos legales. 

Sí, has oído bien, los emoji están siendo reconocidos como una forma válida de comunicación en acuerdos contractuales

Además hay pruebas de ello. El siguiente caso demuestra cómo un simple pulgar hacia arriba puede tener unas consecuencias que pueden ir más allá del simple emoji.

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El emoji del pulgar hacia arriba de la discordia

Un caso reciente que desde luego marca un antes y un después un juez canadiense ha tomado una decisión innovadora al reconocer que un emoji con el pulgar hacia arriba puede considerarse una firma válida y representar un acuerdo legalmente vinculante. 

Esta noticia, comentada por The Guardian, ha sentado un precedente importante en cuanto al uso de los emoji como medio legítimo de comunicación en la firma de contratos.

El problema viene cuando un comprador, Kent Mickleborough, envió un mensaje a Chris Achter ofreciendo hacer una compra a un precio específico. Para confirmar el acuerdo, Mickleborough adjuntó una imagen de un contrato y solicitó a Achter que lo aceptara. En respuesta, Achter envió un emoji de pulgar hacia arriba para expresar su conformidad, según informa Business Insider.

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Sin embargo, mientras Mickleborough interpretó el emoji como una aceptación de los términos del contrato, Achter argumentó que simplemente indicaba la recepción del mensaje y no implicaba un acuerdo formal. La discrepancia en la interpretación del emoji llevó a una batalla legal que llegó hasta el tribunal.

El juez reconoció la naturaleza no convencional de utilizar un emoji como firma, pero concluyó que cumplía con los requisitos necesarios para transmitir los 2 elementos fundamentales de una firma: confirmación y aceptación. 

Este fallo histórico deja muy clara una cosa: los emoji han adquirido un papel muy importante en nuestras interacciones digitales, por lo que es imprescindible establecer pautas claras para su interpretación en contextos legales.

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Redactora de Tecnología

Redactora de Tecnología, especializada en inteligencia artificial y ciberseguridad.

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