Puede parecer un elemento ajeno a los datos del ordenador, pero, si lo piensas un segundo, todo pasa por tu teclado: contraseñas, usuarios o información personal. ¿Cuántas veces has escrito tu nombre, tu tarjeta de crédito, tus credenciales…? Toda esa información podría estar en peligro.

Existen múltiples maneras de hackear un teclado, y todo depende de que tipo sea. No es lo mismo un teclado inalámbrico que uno por USB y ambos tienen vulnerabilidades distintas ante los ataques de los ciberdelincuentes.

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En primer lugar, existen los ataques físicos. Sencillo, alguien conecta al hardware un dispositivo que almacena información de las teclas o que hace transmitir código malicioso al USB o la red inalámbrica hasta el ordenador. 

Este tipo de hackeo a teclados puede ser más común en espacios públicos, como oficinas o bibliotecas, dónde los teclados quedan expuestos durante largos periodos. La única forma de evitarlos es guardar el teclado al no usarlo y revisarlo siempre que se pueda.

Keylogger, Eavesdropping, Bluejacking o Bluesnarfing

Los ataques keylogger, a menudo se combinan con los físicos, pero pueden ser también efectuados a través de malware o la conexión. Estos son los virus que guardan el registro de las teclas con diversos propósitos delictivos, tal y como informa makeuseof.

Robo por sonido o eavesdropping, que afecta más a los teclados mecánicos. Se trata de la utilización de un algoritmo que interpreta los sonidos de las teclas para determinar la información escrita y el robo de esos datos, una forma curiosa de hackeo recogida por iproup.

Los ciberdelincuentes pueden utilizar el bluetooth de tu móvil para robar información sin que lo sepas

En el pasado se han descubierto vulnerabilidades en teclados inalámbricos que los ciberdelincuentes podían interceptar desde 180 metros con una antena y manipular a su antojo o instalar código en el PC.

Además, existe la posibilidad de que el punto de acceso sea el que ha sido atacado, pongamos por ejemplo, que conectas tu teclado al ordenador de un hotel, que previamente ha sido infectado con malware.

Para finalizar, están los ataques a la conexión inalámbrica. La conexión bluetooth o por WiFi puede comprometer la seguridad del teclado, ya que a través de ella se puede llegar hasta el mismo o inyectar código. 

En el caso de los ataques a teclados por bluetooth, encontramos el Bluejacking, ciberataque que utiliza Bluetooth para enviar mensajes a dispositivos cercanos, o el Bluesnarfing un ataque dirigido a dispositivos Bluetooth con el objetivo de robar datos.

Para mantener la seguridad de tu teclado y tu ordenador en general y evitar ser objetivo de hackeos en tu hardware o teclado, se recomiendan las actualizaciones periódicas de controladores, además de todas las actualizaciones de seguridad del sistema operativo y la instalación de programas antivirus confiables.