Cuando el volcán Vesubio vomitó su lava en el año 79 después de Cristo, congeló en el tiempo la ciudad de Pompeya, y varias villas de alrededor. En una de ellas, Civita Giuliana, se ha descubierto una habitación de esclavos, que nos devela nueva información sobre su modo de vida.

Civita Giuliana era una pequeña villa situada a unos 600 metros de Pompeya. También quedó sepultada bajo las cenizas del Vesubio, así que todavía se está excavando para sacar a la luz los tesoros convertidos en piedra por la actividad del volcán.

El Ministerio de Cultura Italiano ha presentado hoy a la prensa la nueva habitación de esclavos descubierta en Civita Giulana. Contiene dos camas, dos pequeños armarios, varias ánforas y vasijas de cerámica, y varias herramientas, entre ellas la hoja de una azada de hierro.

Una habitación de esclavos congelada en el tiempo

En Pompeya y alrededores es el único lugar del mundo en donde los arqueólogos pueden aplicar una técnica llamada vaciados en yeso.

Objetos como muebles de madera y tejidos, así como cuerpos de víctimas de la erupción del 79 d.C., fueron cubiertos por la oleada piroclástica del volcán. Una capa de cenizas y calor que se endureció y solidificó mientras la materia orgánica se descomponía y dejaba un vacío en la ceniza endurecida, una especie de molde de la persona o el objeto original.

Este molde se rellena con yeso, y se obtiene la forma original. Así se han podido reconstruir objetos delicados como telas o maderas, que se habrían descompuesto con el tiempo, si no llega a ser por la erupción del volcán.

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Los objetos descubiertos en esta habitación de esclavos revelan nueva información sobre como vivía la capa más baja de la sociedad romana. Y como es fácil imaginar... sus condiciones eran penosas.

De las dos camas halladas, una no tiene colchón. Es solo un soporte de madera con una tela. La otra sí es bastante más cómoda, con un colchón, sábanas y manta, lo que indica que incluso entre los esclavos, había categorías. Puedes verlo en este vídeo que muestra la habitación:

Dentro de una ánfora que había debajo de las camas han encontrado dos ratones, y dentro de una jarra, una rata, lo que indica que los esclavos vivían en unas condiciones de salud e higiene deplorables.

Un hecho destacable es que no se ha hallado ningún tipo de cadena o cuerdas que demuestre que los esclavos eran mantenidos a la fuerza en este tipo de habitaciones.

Con reglas como la posibilidad de que los esclavos formasen su propia familia emparejándose y teniendo hijos entre ellos, sus dueños conseguían mantenerlos bajo su mando sin necesidad de cadenas.

Esta nueva habitación de esclavos descubierta en Pompeya, con todos sus utensilios, nos desvela nuevos datos sobre las deplorables condiciones en las que vivían los esclavos de Roma.