El eterno debate sobre si el sexo juega un papel importante en el desarrollo cerebral ha sido tema discutido durante mucho tiempo. A día de hoy se sabe que factores como las hormonas afectan al cerebro a lo largo de la vida, desde etapas tempranas de desarrollo hasta la adolescencia y el envejecimiento, pueden influir en su funcionamiento a largo plazo.

Estudios previos ya han demostrado también diferencias en la estructura cerebral entre hombres y mujeres, incluyendo diferencias en el tamaño y la conectividad de ciertas regiones. 

Por ejemplo, se ha comprobado que algunas zonas del cerebro relacionadas con el procesamiento de emociones y la autorregulación son más grandes en las mujeres. Además, otros estudios sugieren que estas pueden tener una mayor conciencia corporal y una capacidad de percepción sensorial más avanzada.

Esto también influye en la forma en que se desarrollan ciertos problemas neurológicos y psiquiátricos. Por ejemplo, las mujeres representan la mayoría de los casos de enfermedad de Alzheimer, y se ha encontrado que las características cerebrales que se relacionan con el autismo son diferentes entre hombres y mujeres.

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Aquí llega la inteligencia artificial para resolver el debate y confirmarlo al 100%

Para comprender mejor estas diferencias cerebrales, qué mejor que la inteligencia artificial para aportar su granito de arena y precisamente un equipo de la Universidad de Medicina de Stanford ha desarrollado un nuevo modelo de IA llamado "IA Explicable".

Este es capaz de clasificar imágenes de resonancia magnética cerebral de hombres y mujeres con una precisión del 90% y explicar cómo funciona cada uno.

De forma simple, el modelo identifica los circuitos cerebrales en esas resonancias y que son importantes para clasificar los datos que luego analiza. De esta forma ha demostrado que existen grandes diferencias entre el cerebro masculino y femenino que no habían sido identificadas previamente al 100%. 

"Identificar diferencias sexuales consistentes y reproducibles en el cerebro adulto sano es un paso crucial hacia una comprensión más profunda de las vulnerabilidades específicas del sexo en condiciones psiquiátricas y neurológicas", explican. Sin embargo, matizar que este estudio no ha determinado si estas diferencias son innatas o si dependen de otros factores como los sociales.