Hoy en día Hollywood padece un severo caso de “secuelitis”, e incluso entre las películas más esperadas de 2024 es fácil encontrarse con estrenos que se aprovechan del tirón de franquicias de éxito. Incluso es habitual que las productoras lancen a los cines cintas que ya dejan su final bastante abierto pensando en la(s) posibles continuaciones, para seguir haciendo caja. 

No obstante, también hay caso de clásicos que nunca tuvieron más entregas o, como en el caso que nos ocupa, películas de éxito que no tenías ni idea que tenían secuela. La mayoría de las veces, seguramente hubiese sido mejor que fuese así, por diversos motivos, pero que tienen un denominador común: su escala calidad. Echemos un vistazo a los casos más sangrantes. 

9 semanas y media (1986)

Mucho antes de que Grey y sus sombras parecieran haber inventado el erotismo para el gran público, Mickey Rourke y Kim Basinger protagonizaron 9 semanas y media, una sugerente película cargada de sensualidad y fetiches varios, que convirtió a ambos intérpretes en auténticos iconos del erotismo, en parte gracias a la gran fotografía y a la recordada banda sonora del film.

Lo que no todo el mundo sabe es que bastantes años después, en 1997, también se estrenó una segunda parte, Amor en París, con una producción que dejaba bastante que desear y un Mickey Rourke en horas bajas. Por supuesto, Kim Basinger ni apareció por allí. Por si fuera poco, un año después llegaría Las primeras 9 semanas y media, ya sin ninguno de los dos.

Dirty Dancing (1987)

Cuando un gran éxito de taquilla tarda muchos años en tener continuación, mejor échate a temblar. Eso fue precisamente lo que sucedió con la conocida Dirty Dancing, que esperó hasta 2004 para contar con una secuela. 

Aunque Dirty Dancing 2 o Dirty Dancing: Havana Nights no fue considerada un fracaso absoluto, e incluso tuvo críticas de todo tipo, lo cierto es que jamás llegó a igualar la popularidad de la original. 

Trainspotting (1996)

Existen algunas películas que, por su propia naturaleza, parecen no prestarse para que su historia dé más de sí. Por ejemplo, como Trainspotting, una de las cintas más sorprendentes y transgresoras que se rodaran en la década de los 90. 

Pese a todo, en 2017 su director Danny Boyle y buena parte del reparto original, encabezado por Ewan McGregor se atrevieron a continuar con las andanzas de este peculiar grupo de amigos. Con T2: Trainspotting, así se llamó esta secuela, La mayoría de la crítica estuvo de acuerdo de que se trataba de una película completamente innecesaria. 

Blues Brothers (1980)

Conocida en España como Granujas a todo ritmo, The Blues Brothers no solo fue un gran éxito en su momento (sobre todo en Estados Unidos), sino que con el paso de los años es considerada como toda una película de culto. 

Su secuela estrenada en el año 2000, y titulada a tal efecto como Blues Brothers 2000, nunca logró la misma aceptación. Además, la pérdida del malogrado John Belushi tampoco ayudó, aunque le sustituyera John Goodman. 

Instinto básico (1992)

Máximo exponente de los thrillers eróticos, Instinto básico fue un auténtico pelotazo en todos los sentidos a principios de los años 90. Tanto resultó así, que muchísimas fueron las cintas que copiaron su fórmula, con más o menos éxito, durante muchísimo tiempo. 

Su secuela oficial, Instinto Básico 2: Adicción al riesgo,  no obstante, no llegaría hasta 2006, cuando Sharon Stone aceptó finalmente volver a meterse en los tacones de la escritora Catherine Tramell. Ni Michael Douglas ni el director Paul Verhoeven repitieron, y el resultado fue poco menos que ridículo. Los expertos la machacaron. 

Noche de miedo (2011)

Cuando Noche de miedo se convirtió en un sorprendente éxito en 1985, tuvo una secuela demasiado continuista: Noche de miedo 2: Sangre nueva, que repetía prácticamente lo sucedido en la original, punto por punto, pero relativamente digna. No pasó lo mismo con su remake, que también tuvo continuación, pero con unas pretensiones muy distintas.

Después del resbalón de la película en taquilla, sus responsables decidieron hacer una segunda parte de bajo presupuesto y, a pesar de los esfuerzos del director Eduardo Rodríguez por firmar un producto digno, la falta de dinero se notaba demasiado.