Si eres como yo, que empezó a navegar por internet en la época en la que se popularizó los servicios de ADSL, incluso tuviste tu contacto con los módems de 56k en el que si tus padres levantaban el teléfono se paraba la conexión (y generaba algún que otro grito), a estas alturas tu cerebro se habrá acostumbrado a pensar en épocas según servicios de internet.

La era del ADSL. La era de Terra. La era del Messenger. Para mi la era de Google Reader fue una de las más importantes. Quizá porque era la época en el que las hormonas campaban a sus anchas por mi cuerpo como buen púber y es, posiblemente, la época de internet más importante y con la que más cariño recuerdo.

El 1 de julio de 2023 se cumplen 10 años de la muerte de Google Reader y aunque ya ha pasado suficiente tiempo como para que se curen las heridas, para mi esta llaga sigue cicatrizando.

Google Reader era una herramienta donde agregábamos sitios de noticias y blogs mediante feeds RSS para leerlos cómodamente desde una sola web. Se actualizaba según se publicaban los artículos y con un diseño simple y sin distracciones podías ponerte al día en poco tiempo al leer las noticias que te interesaban.

En una época pre Google Discover o rastro de cualquier algoritmo que eligiese contenidos según unos más que cuestionables intereses, Google Reader era lo primero que abrías por la mañana y lo último que revisabas antes de dormir.

Una década es mucho tiempo. Con menos pelo —y donde todavía se mantiene con más pelos sospechosamente blancos—, se supone que es un tiempo más que suficiente como para que se nos olvide que usábamos una web para leer noticias.

Para los usuarios de Google Reader algo pasó en nuestros cerebros cuando Google anunció que cerraba el servicio. Una total sorpresa porque quien lo usaba lo usaba de verdad, prácticamente abierto todo el día en una pestaña del navegador. Pero Google consideró que los usuarios activos no eran suficientes como para mantenerlo abierto y/o en desarrollo activo.

Cuando el 1 de julio de 2013 Google puso el cartel de “Cerrado” muchos de nosotros, adictos a internet, a las nuevas redes sociales y a ese incomprensible deseo de sobreexponer nuestra vida en internet para que la viese todo el mundo, empezamos a ver el mundo en un tono diferente. Nos convertimos en personas traicionadas y algo poderoso pasó en nuestra forma de confiar en esas empresas de internet, sobre todo en Google.

Google es especialmente buena en eso de crear proyectos muy interesantes, novedosos y hasta queridos por sus usuarios para después clavar un cuchillo en su espalda y matarlos.

Killed by Google puedes ver todos los proyectos que Google ha matado con los años, siendo el último Google Domains, una web donde podías comprar dominios de internet a un buen precio y con una gestión muy sencilla.

¿Es una herramienta práctica, bien diseñada, de nicho y que muchas personas le tienen cariño? No te fíes, Google se lo va a cargar.

Hace 10 años los millennials dominábamos internet. Nuestros padres todavía se veían recelosos a eso de estar todo el día conectados y mírales ahora, no sueltan WhatsApp y Facebook. Somos nosotros los que tenemos que pedirles que levanten la mirada de su móvil. Ahora, más viejos, con una hipoteca (si tienes suerte) y más desconfiados, todos los servicios en internet que probamos lo hacemos con ese run run de que el día menos pensado nos lo cierran y vuelta a empezar.

Todavía no ha pasado con Instagram, aunque ha pasado por tantas iteraciones que es irreconocible de lo que en su día fue. Tampoco ha pasado con TikTok, aunque el futuro dirá en qué acabará convirtiéndose.

Lo único que sabemos es que si Google lanza un producto interesante lo último que podemos hacer es encariñarse con él y volver a sufrir.

Internet post-Google Reader

Aunque dolorosa, la muerte de Google Reader le vino muy bien a los que hasta entonces eran competidores prácticamente invisibles de Google. Del día a la mañana plataformas como Feedly, Newsblur o Inoreader vieron crecer su número de usuarios.

A corto plazo provocó una carga de trabajo y de recursos para estos pequeños servicios que todavía hoy siguen operando con la misma idea de ser un lector de feeds RSS. La buena noticia es que el cierre de Google Reader provocó que estos y otros lectores creciesen en un negocio estable y rentable.

La muerte de Google Reader también le vino muy bien a las redes sociales. Facebook y Twitter empezaron a ser sitios de referencia para informarse y que los medios aprovecharon para publicar sus artículos.

El consumo de noticias siempre ha evolucionado según hemos tenido nuevas herramientas para consumirlas. En internet primero fueron los foros, las arcaicas webs de los medios, los blogs, los lectores de feeds RSS, las redes sociales para acabar informándonos por WhatsApp, TikTok o en Instagram.

Solo espero que alguien que esté en la flor de su juventud no tenga que vivir la muerte de su aplicación favorita para estar al día de lo que pasa en el mundo y dentro de 10 años tenga que escribir algo similar.

Google Reader, 2005 - 2013. Ni olvido ni perdón.