Las celebridades también son personas con sus errores y sus aciertos. Pese a la enorme mitificación que sufren estas personalidades, no están exentas de haber cometido algún tipo de equivocación. En el caso que vamos a tratar las protagonistas son las contraseñas deficientes que Donald Trump, Paris Hilton y Mark Zuckerberg han utilizado en sus redes.

Sí, incluso el creador de Facebook puede equivocarse a la hora de formular una contraseña para proteger su perfil de redes sociales. Sabemos perfectamente la importancia de tener una contraseña segura para evitar que cualquier persona pueda adivinarla y consiga hacerse con el control de la cuenta personal.

Teniendo en cuenta la premisa de las contraseñas deficientes, vamos a ver en concreto lo que ha ocurrido con estas tres personalidades y sus diferentes redes sociales. El primero será Donald Trump que, la verdad, tenía una contraseña tan absurdamente fácil que un hacker holandés ganó acceso a la cuenta de Twitter en 2018 de forma sencilla.

¿Cuál era la contraseña de Donald Trump para Twitter? La respuesta es “yourefired”. Sí, la frase que le hizo famoso antes de convertirse en uno de los presidentes de los Estados Unidos fue su contraseña para la red social propiedad de Elon Musk. Pero esto no es todo ya que en 2020 su contraseña fue “maga2020!” y, lógicamente, también fue hackeado.

Contraseñas deficientes: una historia contada por Donald Trump, Paris Hilton y Mark Zuckerberg

Si bien es cierto que Donald Trump tenía contraseñas personales, no eran contraseñas seguras. Ahora le toca el turno a Paris Hilton cuya contraseña para su cuenta de T-Mobile era “tinkerbell” y que, por desgracia, era el nombre de su perro. Su mascota era famosa así que no fue complicado para los atacantes probar con el nombre y hacerse con su cuenta.

El caso de Mark Zuckerberg es algo más complejo ya que las cuentas que se vieron comprometidas fueron: Pinterest, Twitter e Instagram. El grupo de hackers OurMine consiguió hacerse con la contraseña de Mark Zucerberg gracias a averiguar que se trataba de “dadada”. Sí, su contraseña consistía de una muletilla simple y usada de forma constante en Estados Unidos.

Está claro que las contraseñas personales no funcionan como contraseñas seguras cuando se trata de frases o nombres de dominio público incluso siendo de animales, personas u objetos que te acompañan en el día a día. Hay algo que aprender de esta situación es el hecho de que es necesario crear contraseñas complicadas con diferentes tipos de caracteres.