En pleno auge de la inteligencia artificial, la pregunta está más a la orden del día que nunca: ¿es posible enamorarse de una IA? Una cuestión que ha sido tratada recurrentemente en películas como Her o Ex Machina, pero que también tiene ya su reflejo en la vida real. Y con una historia que parece sacada de Blade Runner, como poco. 

Su protagonista, al menos en la parte humana, es la artista catalana Alicia Framis, que se casará con una IA en 2024. Todo forma parte de un singular proyecto que la mujer ha decidido bautizar como “pareja híbrida”. 

Una boda con una IA en forma de holograma

Si eres un apasionado de la ciencia ficción, quizá la historia te resulte familiar. En un célebre capítulo de la serie de Netflix Black Mirror, titulado Ahora mismo vuelvo, una mujer sustituía a su pareja desaparecida por un androide desarrollado con inteligencia artificial a partir de él. Pues bien, la realidad en ocasiones puede superar a la ficción. 

En este caso, el atípico enlace tiene como protagonista un holograma: AILex. Lo curioso del asunto, es que el novio artificial no ha sido creado a raíz de nadie en concreto, como sucedía en Black Mirror, sino basándose en distintos perfiles de relaciones anteriores vividas por Alicia Framis. 

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De hecho, no es la primera vez que la artista decide compartir su vida, por así decirlo, con algo no humano. En el pasado, concretamente en el año 1996, decidió convivir con un maniquí. De hecho, toda la experiencia se plasmó en una obra: Cinema Solo. 

Ahora, Framis ha decidido ir un paso más allá y aprovecharse de las nuevas tecnologías para explorar otro tipo de relaciones, que están en boca de todos. 

Casarse con una Inteligencia Artificial, un experimento social

Este proyecto, que la propia artista ha definido como una “pareja híbrida” tiene como fin responder a preguntas que están muy a la orden del día. O al menos, explorarlas en la medida de lo posible. ¿Podremos en el futuro enamorarnos de una IA? ¿Será capaz la gente de volcar sus emociones en alternativas más o menos virtuales a los seres humanos? 

Aunque en este caso concreto Alicia Framis ha apostado por un holograma, llevado a cabo mediante inteligencia artificial, lo cierto es que la historia no dista demasiado de los interrogantes que también se han puesto de manifiesto en producciones como Robot de compañía. O lo que viene a ser lo mismo, un amor artificial diseñado a la carta. 

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La intención de la artista, en cualquier caso, pasa por demostrar hasta qué punto puede integrarse la IA en el mundo del arte y, por supuesto, también en la vida cotidiana, hasta puntos emocionales. Es más, ya ha compartido algunas escenas que podrían tildarse de cotidianas de la “pareja”. 

El experimento, si es que puede denominarse así, llegará a su punto álgido el año próximo, cuando Alicia Framis tiene previsto casarse con AILex durante el verano, en los Países Bajos. Más allá de lo llamativo de la situación, está claro que se trata de un asunto que seguramente dé de qué hablar en los años venideros. El debate está servido.