En las profundidades del Parque Mount Edziza, Canadá, en el territorio de la tribu Tahltan, un equipo de arqueólogos ha desentrañado secretos milenarios. Esta zona, conocida por sus extensas canteras de obsidiana y dispersión de artefactos cerca del Monte Goat y la Meseta Kitsu, se ha convertido en un libro abierto de la historia ancestral.

El deshielo, en este caso, no ha traído solo problemas climáticos en Canadá, también hallazgos arqueológicos. Durante una meticulosa investigación, más de 50 artefactos perecederos emergieron del hielo. Desde contenedores de corteza de abedul cosidos, bastones de caminar de madera, hasta un fragmento de dardo atlatl y una bota de cuero cosida, cada pieza cuenta una historia. 

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Imagina las huellas de cazadores antiguos, reflejadas en estos objetos, que datan de los últimos 7000 años. El paisaje es un tapiz de artefactos de obsidiana, con bifaces, núcleos y lascas esparcidos por doquier, ofreciendo una ventana a las técnicas de fabricación de herramientas de nuestros ancestros. 

El proyecto, apoyado por el Programa de Matrículas de Parques de BC y el Gobierno Central de Tahltan, ha colaborado estrechamente con el Grupo de Senderismo Juvenil de Descubrimientos de Obsidiana Tahltan Tene Mehodihi y la exposición “El Camino de Nuestros Ancestros”.

Arqueólogos, comunidad local y expertos en parques unidos para la arqueología en Canadá

La iniciativa Tene Mehodihi, que significa “El Camino que Conocemos” en Tāłtān, representa un puente entre las generaciones jóvenes y su herencia cultural. La exposición en el Laboratorio de Arqueología de la Universidad de Columbia Británica ha sido un punto de encuentro entre resultados arqueológicos, aprendizaje comunitario e inspiración artística.

El descubrimiento involucra a la comunidad local, expertos en parques, arqueólogos de campo y numerosas organizaciones. Esta sinergia ha permitido una comprensión más profunda del territorio de Tahltan y su significado cultural.

Este hallazgo no solo revela la riqueza histórica del territorio de Tahltan, sino que también resalta la importancia de la colaboración en la investigación y los efectos que puede tener el cambio climático. El enfoque integrador del equipo, que combina la sabiduría indígena con métodos científicos, ha abierto nuevas perspectivas sobre cómo las comunidades antiguas interactuaban con su entorno.