El misterioso océano Antártico ha sido recientemente el escenario de un fenómeno asombroso. Piet van den Bemd, fotógrafo profesional y guía polar, capturó con su dron una imagen que desafía la imaginación: una espiral de Fibonacci formado por ballenas jorobadas. 

Este evento, reportado por Science Alert, revela no solo la belleza natural sino también el comportamiento inteligente de estas majestuosas criaturas. Algo que merece la pena comprender.

Años atrás, un equipo de científicos, acompañados por el cineasta Richard Sidey, se adentró en estas aguas con el objetivo de estudiar a las ballenas jorobadas. Su recuperación, tras ser casi aniquiladas por la caza industrial, era un signo alentador. Pero lo que encontraron fue más que datos científicos; era un espectáculo de vida salvaje en su máxima expresión.

La técnica de alimentación de las ballenas, conocida como "red de burbujas", es un claro ejemplo de cooperación y sincronización. Dos o más ballenas se sumergen, expulsando burbujas en un patrón ascendente. Este acto no es solo una estrategia de caza; es una danza meticulosa y una obra de arte.

El patrón en espiral, reminiscente de la secuencia de Fibonacci, no es solo estéticamente impresionante. Refleja una eficiencia evolutiva, una coreografía que ha sido perfeccionada a lo largo de generaciones. 

El seguimiento con drones enseña nuevos patrones en las ballenas

Este comportamiento de ballenas, rara vez captado, ha sido tradicionalmente observado en el hemisferio norte. Sin embargo, el uso de drones de seguimiento está cambiando la forma en que entendemos a estos animales y sus patrones en los océanos. 

Descubrimientos en Australia oriental sugieren que las ballenas jorobadas pueden estar alterando sus patrones de migración y alimentación, un indicativo de adaptación y cambio. Además, algunos naturalistas creen que estas burbujas también podrían ser una forma de juego.

Mientras los científicos continúan desentrañando los misterios de estos majestuosos animales, nosotros, los espectadores, nos maravillamos ante su espectacular ballet acuático. La naturaleza, una vez más, nos demuestra su majestuosidad en formas inesperadas y fascinantes.