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Estrés bueno y malo: así puedes distinguirlo y saber en qué se diferencian

Enrique Luque de Gregorio

Estrés bueno y malo: así puedes distinguirlo y saber en qué se diferencian
  • ¿Existe un estrés bueno y un estrés malo? En realidad sí, y es importante saber distinguirlos.
  • Como tantas otras cosas, el estrés negativo tiende a durar mucho más que el beneficioso para el día a día. 

Suele decirse que el estrés es uno de los principales enemigos de la sociedad actual, quizá por el vertiginoso ritmo de vida que en ocasiones marcan las tendencias. 

O lo que es lo mismo, que acostumbra a considerarse un problema. Puede estar claro que en ocasiones es así, ¿pero realmente siempre? Por ejemplo, está demostrado que hay gente que trabaja mejor bajo presión.

Atendiendo a las opiniones de muchos expertos, y a la experiencia del día a día, podría hablarse de un estrés bueno y uno malo. Es decir, el que te motiva y supone un extra de energía para rendir más, y el que te agobia y puede desembocar en ansiedad o incluso depresión. ¿En qué se diferencian realmente el uno del otro? ¿Es posible distinguirlos? 

Cómo distinguir el estrés bueno y el malo

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El estrés suele verse como un enemigo a batir en el mundo actual. De hecho, no hay nada tan de moda como los ejercicios de relajación, el popular mindfulness o lo retiros espirituales. Quizá la intensidad de las redes sociales o la inmediatez a la que en ocasiones obliga Internet tampoco ayuden en ese sentido. Sin embargo, los especialistas sí tienden a hacer distinciones.

Tanto es así, que a veces incluso se utilizan nombres específicos para lo que se podrían denominar estrés bueno y estrés malo. El primero suele denominarse eustrés, y el segundo distrés. Pero más allá de los calificativos, ¿dónde termina uno y empieza el otro? Y lo que es más importantes, ¿qué claves existen para aprender a identificarlos correctamente?

El estrés bueno o el eustrés tiende a considerarse positivo para quien lo experimenta, y más cercano a una motivación excepcional que otra cosa. Casi como si se hablase de un desafío, en el mejor sentido de la palabra. Este estrés, al menos en teoría, genera emoción, y ayuda a ser más eficiente a la hora de afrontar un reto, como un trabajo especial o un acontecimiento único.

¿Cuál es la mejor manera de saber cuándo un estrés es positivo? Muchos tienen un truco: se sabe porque no dura demasiado. Es decir, que no se prolonga en el tiempo. Más bien se trata de “chispazos”, por así decirlo, que vienen antes de hacer algo concreto, y luego desaparecen con la misma rapidez. 

Cuando el estrés supone un problema

Todo lo contrario sucede con el distrés, o estrés malo. Como por desgracia sucede con muchas otras cosas, lo negativo tiene más tendencia a permanecer en el tiempo que lo bueno. En ocasiones, el estrés que realmente perjudica el bienestar e incluso puede terminar por convertirse en un problema para la salud, es capaz de volverse crónico. Con todo lo que eso conlleva.

Sus causas pueden ser múltiples: conflictos laborales, personales, situaciones complicadas, problemas financieros, etcétera, y suele estar acompañado no solo de ansiedad, sino también de dificultades para conciliar el sueño, hipertensión, sensación de cansancio y, en muchos casos, incluso apatía. 

Es decir, que el eustrés suene asociarse con una motivación positiva, mientras que le distrés es algo así como sentir que la vida te supera. Dos caras de una misma moneda que puede suponer toda una ayuda, o un auténtico inconveniente. 

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Etiquetas: Consejos, Salud