Las redes están que arden con el secretismo que existe alrededor de Mark Zuckerberg, el fundador de Meta, y el supuesto búnker oculto que está construyendo en la isla Kauai, Hawaii, valorado 200 millones de dólares y que actuaría como una residencia de lujo.

Por el momento se sabe que los trabajadores involucrados en el proyecto han tenido que firmar acuerdos de confidencialidad. Los planos revelan la creación de una extensa propiedad con múltiples edificios, incluido un búnker subterráneo de 1.500 metros cuadrados, con lo que parece ser una puerta resistente a explosiones. 

Tal y como específica Wired, se compone de unos 12 edificios, incluidas varias casas y estructuras relacionadas con la agricultura y la ganadería. Combinados, albergarán "al menos 30 dormitorios y 30 baños". La pregunta ahora es: ¿Está Zuckerberg preparándose para algún tipo de apocalipsis o colapso del mundo tal y como se conoce?

Sin embargo, no está solo, ya que se ha podido conocer que varios multimillonarios de todo el mundo están comprando casas fortificadas. ¿Cuál es la razón detrás de esta fascinación o necesidad por construir búnkeres y complejos ocultos?

¿Están los millonarios preparándose para el apocalipsis? ¿Qué saben ellos que el resto no?

La compra de grandes y alejadas parcelas y la construcción de refugios subterráneos se han convertido en parte de la estrategia de algunas de las personas más ricas del mundo.

Multimillonarios como Frank VanderSloot, empresario estadounidense, y Sam Altman, CEO de OpenAI, también han tomado las mismas medidas que Zuckerberg para asegurar sus casas ante posibles escenarios apocalípticos. 

Tal y como explican en Wired, Max Levchin, uno de los fundadores de PayPal, afirmó que aproximadamente la mitad de quienes se hicieron ricos gracias a la nueva economía han invertido en un "plan de emergencia" genérico para protegerse en caso de guerras o revoluciones. Lo mismo ocurre con personalidades como Jack Ma, fundador de Alibaba, James Cameron o William Foley, un gurú de las finanzas.

Mientras algunos compran islas privadas y buscan lugares muy lejanos para residir a través de "visas doradas", otros construyen búnkeres de lujo para garantizar la supervivencia en caso de crisis. Desde luego que conocer todo esto no da buena señal, aunque viendo lo excéntricos que son algunos —y todo el dinero que les sobra— la verdad es que no resulta tan descabellado.