En la comodidad aparentemente inocente de un vuelo, muchos pasajeros optan por quitarse los zapatos. Sin embargo, esta práctica común podría ser más arriesgada de lo que parece. 

Los expertos en seguridad aérea advierten sobre los peligros de volar descalzo o en calcetines. Una preocupación que va más allá de la mera etiqueta a bordo.

Primero, consideremos la seguridad en caso de emergencia. Los zapatos proporcionan una protección esencial contra diversos peligros que podrían encontrarse durante una evacuación. 

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Imagina correr por un pasillo lleno de escombros, vidrios rotos o metales afilados. Esta situación, que recuerda a escenas de películas de acción, se vuelve una posibilidad real en un accidente aéreo. 

Según un ex auxiliar de vuelo citado por Mental Floss, un retraso de solo unos segundos en una evacuación puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.

Además de la seguridad está la higiene y el respeto al resto de pasajeros del vuelo

Además de la protección física, hay razones de higiene. Los baños de los aviones, a menudo percibidos como limpios, no siempre se desinfectan a fondo entre vuelos, según Travel Tomorrow. Caminar descalzo o solo en calcetines aumenta el riesgo de entrar en contacto con bacterias y otros contaminantes. 

Este riesgo se extiende también al pasillo del avión, que al igual que los baños, no se limpia profundamente y puede acumular gérmenes.

Por supuesto, otro aspecto a considerar es el respeto por los demás pasajeros. Quitarse los zapatos puede causar molestias a quienes te rodean, especialmente si se liberan olores desagradables. Cada pie tiene aproximadamente 125.000 glándulas sudoríparas, y en un espacio cerrado como la cabina de un avión. La consideración por el bienestar de los demás es fundamental.

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Si bien puede ser tentador buscar comodidad durante un vuelo, la seguridad y la higiene deben prevalecer. Las zapatillas de baño o chanclas pueden ser una alternativa para quienes desean aliviar sus pies, aunque no ofrecen la misma protección que los zapatos en caso de emergencia.

Así, mantener los zapatos puestos durante el vuelo es más que una simple norma de etiqueta; es una medida de seguridad vital. Como Christine Negroni, autora de "The Crash Detectives", señala en The Sun, la seguridad debe ser una prioridad durante los momentos más riesgosos del vuelo, como el aterrizaje.