El Coche Cisne, el vehículo más excéntrico del siglo XX
Pebble Beach Company
- El Coche Cisne es un vehículo personalizado que encargó en 1910 el ingeniero Scotty Matthewson.
- Está lleno de sorpresas: echa vapor hirviendo por la boca para abrirse paso cuando se amontona la gente, y también defeca de vez en cuando una pasta gris.
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Scotty Matthewson era un ingeniero británico millonario que vivía en Calcuta. Gran admirador de los cisnes, pues incluso su casa se llamaba Parque Cisne, en 1909 encargó al fabricante JW Brooke & Company of Lowestoft, una personalización única en la historia: el Coche Cisne.
En efecto, se trata de un coche con forma de cisne, que dejaba con la boca abierta a todo aquel con el que se cruzaba. Aquí puedes ver a Scotty Matthewson, con su extravagante vehículo:
No solo el exótico diseño es una auténtica obra de artesanía. El Coche Cisne escondía personalizaciones únicas que no ha incluido ningún otro vehículo en la historia del automóvil.
Así era el Coche Cisne
Scotty Matthewson vivía en Calcuta, en la India, así que su original vehículo, por el que había pagado tres veces más de lo que valía un Rolls-Royce, había sido adaptado a las peculiaridades del país.
El techo tenía una capa doble de madera, para protegerse mejor del sol. La boca del cisne se abría y expulsaba un chorro de vapor hirviendo, para apartar a la multitud y abrirse paso, ya que en aquella época no había carreteras ni semáforos, y los coches compartían espacio con los peatones.
Según explica Rajiv Soni en su cuenta de Facebook, otra peculiaridad eran los cepillos que llevaban las ruedas:
Servía para despegar los excrementos de elefante que se pegaban a las gomas.
Hace un siglo la clase alta no se rebajaba a dirigirle la palabra al chófer, por eso el pasajero tenía una palanca con palabras como izquierda, derecha, más rápido, o parar, para indicarle al chófer lo que tenía que hacer:
En el asiento de pasajero también hay un teclado que permite generar diferentes sonidos por la boca del cisne, simulando que graznaba.
El último detalle divertido es que de vez en cuando el Coche Cisne soltaba una especie de pasta gris, simulando que el pájaro había hecho sus necesidades:
Como es fácil imaginar, el Coche Cisne enseguida se convirtió en una atracción en Calculta... y esa fue su perdición.
Cada vez que Scotty Matthewson salía a dar una vuelta con el vehículo, una multitud de gente se amontonaba a su alrededor, provocando atascos y tumultos. Así que las autoridades decidieron prohibir su circulación.
Frustrado por no poder conducirlo, Matthewson se lo vendió al Maharajá de Nabha. Su familia lo conservó hasta 1990, cuando fue subastado y adquirido por el Museo Louwman, de los Países Bajos.
Puedes verlo en este vídeo:
El museo permite que el Coche Cisne participe en exhibiciones y desfiles por toda Europa.
Está considerado uno de los coches más excéntricos del siglo XX, y algunas de sus características no se han vuelto a ver en ningún otro vehículo. Una auténtica obra maestra de la ingeniería y la artesanía.
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Descubre más sobre Juan Antonio Pascual Estapé, autor/a de este artículo.
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