En la carrera por acaparar el litio, un material crucial para crear las baterías que alimentan los vehículos eléctricos, a Estados Unidos parece que le ha tocado la lotería y se ha encontrado de forma fortuita y sin esperarlo con el depósito más grande del mundo hasta el momento.

Un nuevo estudio, publicado en la revista Science Advances, estima que la Caldera McDermitt, un cráter volcánico en la frontera entre Nevada y Oregon, alberga entre 20 y 40 millones de toneladas métricas de litio. 

Según estas cifras, esta zona eclipsa la cantidad de litio incluso en las salinas de Bolivia, que contienen alrededor de 23 millones de toneladas.

"Si se cree en las estimaciones aproximadas, se trata de un depósito de litio muy, muy significativo", dijo a Chemistry World Anouk Borst, geólogo de la Universidad KU Leuven. "Podría cambiar la dinámica del litio a nivel mundial, en términos de precio, seguridad de suministro y geopolítica".

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Una gran riqueza que está oculta entre la arcilla y que nace gracias a una erupción volcánica

Aunque muchas de las reservas de litio en el mundo se encuentran en forma de salmuera, lo que hace especial a esta zona, en la región de Thacker Pass al sur de Nevada, es que almacena este precioso recurso en forma de arcilla.

El origen de todo esto se remonta a una enorme erupción volcánica que ocurrió hace aproximadamente 16.4 millones de años. Durante este evento, se liberaron grandes cantidades de litio y otros metales. 

Con el tiempo, la caldera se llenó de agua y sedimentos, creando una capa de arcilla que hoy se extiende a casi 200 metros bajo tierra. El resultado es un tipo de arcilla conocida como esmectita.

Pero esto solo fue el comienzo. Cuando la actividad volcánica comenzó de nuevo, esta esmectita se enriqueció aún más, dando lugar a una arcilla más especial con nombre illita, excepcionalmente rica en litio.

Explican que además la extracción requerirá menos esfuerzo, lo que repercutirá de forma muy positiva en el proceso. Sin embargo, todavía hay un largo camino por recorrer antes de que estos valiosos recursos vean la luz del día.

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La extracción de litio puede, según las técnicas empleadas, liberar considerables cantidades de dióxido de carbono, contaminar las aguas subterráneas con metales pesados peligrosos y consumir enormes cantidades de combustibles fósiles.

Grupos conservacionistas han intentado bloquear la minería en la zona, argumentando que esto violaría las leyes ambientales. También se han unido a la causa activistas nativos americanos, ya que algunas tribus locales consideran esta zona como un lugar sagrado.

A pesar de todo esto, un tribunal federal desestimó sus apelaciones en julio, y la construcción del sitio comenzó esta semana, marcando el inicio de un nuevo capítulo en la carrera por el litio en Estados Unidos.