A medida que los aviones de pasajeros se han convertido en el medio de transporte más seguro del mundo, también han trabajado incansablemente para reducir su impacto ambiental, así como mejorar la experiencia de quienes viajan a bordo. 

Pero a pesar de los avances alcanzados, los desafíos persisten, y uno de los aspectos que se ha convertido en objeto de atención y estudio es el proceso de aterrizaje, además del impacto que tiene en términos de consumo de combustible, pero también en emisiones de gases de efecto invernadero. 

Las grandes dimensiones de los aviones representan en su mayoría una fuente de molestias para los habitantes que viven cerca de los aeropuertos. Este medio de transporte genera un ruido estremecedor y genera vibraciones durante el aterrizaje. 

Es por esta razón que la industria de la aviación ha estado buscando soluciones que equilibren la necesidad de una experiencia más amigable para los pasajeros con la urgencia de reducir su huella ambiental. 

De este modo, los aviones eléctricos se perfilan como una alternativa ideal, pero aún enfrentan barreras tecnológicas para una adopción generalizada. En este panorama complejo, se han presentado avances importantes como la optimización del proceso de descenso de los aviones. 

Maniobra de descenso continuo, la técnica que están adoptando los pilotos 

De acuerdo con Airbus, hasta ahora la mayoría de los aterrizajes se han llevado a cabo de manera escalonada, donde los controladores aéreos guían a los pilotos a través de varios niveles de descenso antes de llegar a la pista. 

Si bien esta técnica ha resultado efectiva, ha tenido un impacto en el consumo de combustible, ya que los motores deben mantener un cierto nivel de potencia durante el descenso. 

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En respuesta a este problema, se ha desarrollado una técnica más eficiente conocida como aproximación por descenso continuo (CDA) en combinación con la optimización de perfil de descenso (DOP). 

En este sentido, CDA permite que los pilotos reduzcan el empuje de los motores durante la aproximación final, permitiendo un descenso a ralentí. Una técnica que no solo ahorra combustible, sino que también tiene el potencial de reducir los niveles de ruido. 

Cabe mencionar que implementar estas técnicas no es un proceso sencillo, incluso es más difícil de lo que parece. Pero al poner los motores a ralentí reducirá el ruido, ahorrará combustible y mejorará la seguridad, de aquí que muchos pilotos estén adoptando esta práctica. 

Al final, requiere la colaboración estrecha de los controladores de vuelo, los pilotos y los aeropuertos, pero lo más importante es que los aviones necesitan actualizaciones en su Sistema de Gestión de Vuelo (FMS). 

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Se estima que la combinación de CDA y DOP podría ahorrar millones de litros de combustible por aeropuerto cada año, lo que se traduciría en una reducción considerable de emisiones de CO2. 

Por supuesto, estos ahorros beneficiarán al medioambiente y al mismo tiempo se tendría un impacto financiero positivo en términos de costes operativos para todas las aerolíneas en el mundo.