A la hora de conducir hay muchos factores a tener en cuenta y uno de ellos es la forma en la que se mantiene el habitáculo de conducción. De hecho, este espacio es prioritario para la experiencia de conducir y hace que toda la sensación sea completamente diferente. La DGT acaba de recomendar algo bastante curioso.

Y, es que, lo último que acaba de comentar la DGT es que a la hora de conducir se sigan una serie de situaciones bastante lógicas a nivel general; pero que no se suelen aplicar por el hecho de que, normalmente, cada uno hace lo que le apetece dentro de su propio vehículo.

Antes de nada, hay que tener que en cuenta que, a la hora de conducir, lo más importante es evitar las distracciones. Y, es que, las distracciones por definición pueden ser cualquier tipo de situación o elemento que esté tanto dentro como fuera del habitáculo, haciendo que se complique el hecho de identificarlas.

En la actualidad el teléfono móvil supone una de las mayores distracciones al volante, ya que muchas personas consideran que es conveniente o normal enviar o responder mensajes de aplicaciones como WhatsApp o Telegram mientras están haciendo trayectos cortos o largos en coche.

Pero el teléfono o, mejor dicho, el uso del mismo no es el único elemento que puede hacer que se pierda la concentración total a la hora de conducir. De hecho, cualquier acción como encender el aire acondicionado, el climatizador o incluso gestionar la ruta puede poner en peligro a las personas que se encuentren dentro del vehículo.

Lo que ahora propone la DGT es que a la hora de conducir la música que se escuche cumpla una serie de condiciones bastante curiosas. Lo primero es que no sea una música que pueda relajarte hasta el extremo de adormecerte como primer punto en el tweet que ha publicado el perfil oficial de la DGT.

El segundo punto recoge que la música tampoco debería fomentar o incitar a que tengas una conducción defensiva o agresiva al volante. Vamos, que no se deberían escuchar canciones o grupos que fomenten estas dos emociones al volante. El tercer punto es el más obvio de todos y, en realidad, el más lógico.

La música tampoco tiene que servir como un vehículo de distracciones. Vamos, que si sueles practicar un recital cuando suena una canción en concreto lo mejor es que no te pongas esa canción a la hora de conducir. Partiendo de todo esto lo que se conseguiría es tener una conducción sin distracciones.