Apenas conocidos hacia finales de 2020, los tokens no fungibles explotaron en popularidad a principios de 2021, impulsados inicialmente por NBA Top Shot, y más tarde por CryptoPunks, el Bored Ape Yacht Club, Deadfellaz, CryptoKitties, y más.

Para tener una perspectiva, la capitalización del mercado de los NFT en 2020 rondaba los 330 millones de dólares, mientras que en el 2021, han superado los 41.000 millones de dólares.

Sin embargo, y es triste pero cierto, a pesar de todo el interés que despiertan los NFT, es probable que muchos compradores no hayan hecho el esfuerzo de comprender realmente la tecnología detrás de estos y qué es lo que realmente están comprando.

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Pues bien, ¿qué hay dentro de un NFT?

En esencia, los NFT son contratos inteligentes rellenados con datos y almacenados en la cadena de bloques (antes Ethereum, ahora también Solana u otros). Los datos en este contrato pueden consistir en varias cosas, como archivos de arte, firmas y mucho más. 

Cuando alguien compra un NFT, está comprando un contrato inteligente y los datos subyacentes en la cadena de bloques, para resumir.

Un dato relevante de esta tecnología y que muchos compradores pasa por alto, no es solo el gato que supone hacer la transacción, si no el gasto que supone mantener ese NFT, almacenar esos datos dentro de la blockchain.

Los usuarios pueden sorprenderse al saber que, en Ethereum, almacenar datos por valor de 1 GB puede costar 240 millones de dólares al año. La blockchain Solana, que se ha convertido en una alternativa popular, resulta más barata (casi un millón de dólares anuales).

Para que te hagas una idea y puedas compara. Tomemos como referencia la obra NFT por excelencia, Everydays: The First 5,000 Days, del artista Beeple, que se vendió por 69 millones de dólares.

Pues bien, este NFT fue almacenado en la blockchain de Ethereum. Consta de un peso de 0,3 GB, por lo que costaría más de 72 millones de dólares mantenerla anualmente.

Estamos hablando de más dinero que la propia venta.

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Entonces, esta fama que ha surgido por la compra de NFT, ¿cómo es asumida por sus compradores, a largo plazo? Pues la respuesta es sencilla, hay una manera de evitar este coste.

El archivo real del NFT, no se almacena en la blockchain que corresponda. Este se guarda fuera. Por el contrario, el contrato inteligente, que sí que está en Ethereum, por ejemplo, contiene un enlace que nos lleva al archivo original.

Con este arreglo, los participantes en el NFT evitan el coste de almacenar los archivos reales en la cadena y, sin embargo, siguen disfrutando de todas las ventajas de comprar, vender y realizar transacciones con el producto.

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Sin embargo, esto expone al comprador, al estar fuera de la blockchain a riesgos relacionado con la centralización, como pueden ser comisiones de la ubicación del archivo (servidor de Google o AWS, por ejemplo) o que alguna de estas empresas ya no quiera apoyar a una blockchain.

Es esencial conocer todos los riesgos a los que te pues enfrentar si decides y tienes el dinero de comprarte un NFT. Sin embargo y a pesar de sus deficiencias actuales, tienen un potencial real para cambiar el mundo en el que nos encontramos.