El Bitcoin y otras monedas virtuales no atraviesan su mejor momento, al menos en cuanto a valoración. No obstante, sigue habiendo miles de ordenadores en todo el mundo empeñados en minar Bitcoins a toda máquina, con todo lo que ello conlleva.

El principal impacto del Bitcoin en la economía mundial no ha sido descentralizar la economía, supuestamente uno de los muchos beneficios que iba a traer, sino disparar el consumo energético. Ya sabíamos que minar Bitcoin consume mucha electricidad, pero ¿cuánto a nivel mundial?

Ahora lo sabemos, y es que gracias al testimonio de un científico frente al Congreso de Estados Unidos, tenemos acceso a un cálculo aproximado: un 1% de la energía que se consume a nivel mundial procede de la criptominería, una cantidad que no ha parado de subir últimamente y que no parece que vaya a hacerlo.

El problema es que para minar moneda es necesario tener ordenadores bastante potentes exprimiendo su CPU y GPU todo lo posible para resolver ecuaciones. Cada vez es más difícil hacerlo, así que cada vez es necesario que trabajen más y más, consumiendo aún más energía.

Esto es ya de por sí grave, aunque lo es más si tenemos en cuenta otro factor: muchos de estos PC están situados en países cuya electricidad procede de fuentes fósiles, como el carbón o el petróleo, y donde por tanto un kW de energía contamina mucho más.

Esto significa que el 1% de la electricidad consumida por la minería de BTC y otras criptomonedas es altamente contaminante. Doble daño para el medio ambiente y los objetivos de reducción de emisiones contra el cambio climático.

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Regular esta actividad es prácticamente imposible, aunque algunos países como China o Corea del Sur lo están intentando. Sin embargo, al final los mineros siempre encuentran otro país en el que desarrollar su actividad.

Por el momento no queda más que esperar a que el precio de estas monedas virtuales continúe bajando hasta hacerlas menos rentables, la única forma de hacer que la minería no compense.