Los SSD de nueva generación ya están aquí. Se llaman SSD PCIe 5.0 o SSD Gen5, y son el doble de rápidos que la generación anterior. Alcanzan velocidades de 12.000 MB/s... hasta que, de golpe, caen a 100 MB/s... como un disco duro de los viejos.

La razón, seguramente ya la has adivinado. En tecnología, más velocidad significa más calor. Los SSD Gen5 se calientan incluso más que un procesador o una tarjeta gráfica potente.

La web alemana ComputerBase ha analizado dos de los primeros SSD PCIe 5.0 que han salido al mercado: Corsair MP700 y Crucial T700. Estos SSD NVMe alcanzan velocidades de hasta 12.000 MB/s, lo que significa que casi doblan a la generación anterior Gen4, que llega a los 6.000 o 7.000 MB/s.

El gran problema de los SSD Gen5, que no afecta solo a estos dos modelos, sino a todos, es que se calientan mucho. En las pruebas de ComputerBase, para llegar a los 12.000 MB/s su temperatura sube a ... ¡86 grados centígrados! 

El modelo de Corsair, al llegar a los 87 grados, dejó de funcionar. El de Crucial siguió haciéndolo, pero su velocidad cayó a los 100 MB/s, como podemos ver en estos benchmarks:

Como vemos, a temperaturas estándar alcanzó unos increíbles 12.385 MB/s. Pero en cuando alcanzó  los 86 grados bajó a 101 MB/sg, e incluso llegó a caer a los 53 MB/sg. Eso es la velocidad de un viejo y lento disco duro de toda la vida.

La solución es poner un disipador al SSD Gen5. El gran problema, y esto es responsabilidad de los fabricantes, es que como los SSD PCIe 5.0 son caros, el disipador se vende aparte, como algo opcional. Y de opcional tiene poco, como estamos viendo. El disipador debería incluirse obligatoriamente con todos los SSD Gen5.

Un problema adicional es que los disipadores de SSD Gen5 son enormes:

 Las placas base PCIe 5.0 ya vienen preparadas para encajarlos, pero si usas una caja de PC antigua, tienes que comprobar que hay hueco libre en el espacio en donde va el SSD.

La conclusión es sencilla. Los SSD Gen5 se calientan hasta los 86 grados centígrados, así que si vas a usar uno debes asegurarte de que le pones un disipador, y de que la refrigeración de tu PC es de primera calidad, porque a este calor se une el del procesador, la GPU, la memoria, y el resto de componentes. En caso contrario, en vez de un SSD Gen5 tendrás el disco duro más caro del mundo.