Si tienes una edad, y ya por los años 80 y 90 eras un aficionado a la informática, seguramente recuerdes los viejos disquetes que en aquella época se utilizaban para casi todo, y que puede que todavía acumules en algún cajón. Hoy en día, en cambio, estos se han convertido en poco menos que una reliquia, en un mundo cada vez más digitalizado. 

Pero incluso en este escenario, en el que da la sensación de que el formato físico va camino de convertirse en algo exclusivo de coleccionistas y nostálgicos, hay lugares del mundo donde todavía se utilizan. Sí, los disquetes. Y, sorprendentemente, Japón es uno de ellos. ¿Una contradicción tratándose de un país tan pionero en tecnología? Quizá no tanto, si se piensa con detenimiento. 

El gobierno japonés prohíbe los disquetes

Si hay algo que caracterice a un país como Japón, es su mezcla de tradición y vanguardia, algo que se manifiesta en muchas de sus costumbres cotidianas. Tanto en así, que sus dirigentes tienen en ocasiones que tomar cartas en el asunto para intentar cambiar o eliminar ciertos hábitos, incluso aquellos que tienen que ver con lo tecnológico.

En esta ocasión, el gobierno japonés ha modificado una ley que, hasta la fecha, obligaba a las empresas y a los ciudadanos a utilizar formatos físicos como los disquetes o los CD-ROM para llevar a cabo muchos procedimientos burocráticos. Es decir, que por anacrónico que pueda sonar, lo más común en el país asiático era realizar todo tipo de trámites mediante estos formatos.

El propio ministro de Asuntos Digitales de Japón, Taro Kono, ya advirtió que su gobierno contaba en estos momentos con nada más y nada menos que 1.900 operaciones gubernamentales en las que empresas y particulares debían presentar sus formularios, documentos o lo que fuese mediante disquetes.  Al prohibirlo, el gobierno nipón busca llevar a cabo una transición a lo digital.

Más que nada, por necesidad, puesto que los propios dirigentes reconocieron que, pese a su utilización, cada vez existen menos empresas que en la actualidad de se dediquen a fabricar este tipo de productos (los disquetes), por lo que continuar operando burocráticamente mediante los mismos se estaba convirtiendo en una costumbre lenta, cara y difícil. 

Japón, un país “muy físico”

Esta realidad nipona puede parecer sorprendente a ojos de cualquier occidental. En países como España hace ya bastante tiempo que es habitual operar en todo lo que tiene que ver con el Estado mediante soportes digitales. Como es natural, todo tiene sus pros y sus costras, pero de esta forma se agilizan procesos que, ya de por sí, tienden a ser fatigosos. 

Pero hay que tener en cuenta que Japón, en cambio, es un país donde se siente predilección por el formato físico. En él todavía se venden muchas películas, revistas y todo tipo de artículos en papel, discos o, como vemos, incluso disquetes. La piratería, o incluso los medios de descarga legales, no tienen demasiada popularidad ni interés, por lo general, allí. 

Algo que llama la atención tratándose de un gigante tecnológico en el que han nacido mil marcas, como Sony, Nintendo, Toshiba, Panasonic, Nikon, etcétera. Pero Japón es diferente, se mire por donde se mire.