A la vanguardia de la tecnología biológica, Neuralink, la empresa de Elon Musk, ha captado la atención mundial con su promesa de aumentar el ancho de banda entre el cerebro humano y las máquinas. Pero, ¿qué significa realmente este avance y cómo podría cambiar la vida de muchas personas? ¿Es realmente viable? 

Hace apenas unos días, Neuralink anunció que ya ha obtenido la aprobación para realizar su primer ensayo clínico en humanos, un hito que representa una esperanza renovada para aquellos con enfermedades como la ELA, que precisamente serán los pacientes que buscan para el N1.  

Esta prueba, denominada PRIME Study, pretende permitir a los individuos paralizados controlar dispositivos externos con sus pensamientos. Sin embargo, este avance no ha estado exento de controversias. 

Elon Musk ya podría construir su propio Jurassic Park si quisiera, según el cofundador de Neuralink

Informes recientes sobre las pruebas de Neuralink en monos han generado preocupaciones éticas en la comunidad científica y entre el público. Las condiciones en las que se realizaron estos experimentos y sus trágicas consecuencias han planteado preguntas sobre los límites de la ciencia y la ética.

Ahora bien, el corazón del debate actual se centra en la idea de Elon Musk de potenciar el ancho de banda entre las personas o entre personas y máquinas en un factor de 1.000 o más. ¿Qué implica realmente este incremento de ancho de banda?

Aumentar la comunicación entre humanos no es posible, según el MIT

Los seres humanos comparten información a una velocidad sorprendentemente lenta, alrededor de 40 bits por segundo. Ahora compara eso con una descarga de un PC que es un millón de veces más rápida. Aumentar el ancho de banda, que promete Elon Musk sería casi telepatía con imágenes.

Sin embargo, en un artículo reciente de MIT Technology Review, se menciona que la idea de un implante cerebral que puede acelerar la comunicación entre dos personas podría ser "en gran medida una tontería". Pero donde realmente se ve el potencial es en acelerar la velocidad a la que las máquinas pueden leer desde el cerebro. Algo sí probado.

Aunque el camino hacia esta revolución está plagado de retos éticos y tecnológicos, el potencial de Neuralink para cambiar cómo nos comunicamos y conectamos con la tecnología es indudable. Puede que aún estemos lejos de transmitir una imagen directamente entre dos cerebros,  y si es posible ¿a qué precio? ¿Es seguro, necesario o viable?