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Shoichiro Irimajiri, el presidente de Sega que prestó dinero a Nvidia cuando iba a quebrar

Foto del redactor Juan Antonio Pascual Estapé

Redactor Colaborador

Shoichiro Irimajiri
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La increíble historia de un ejecutivo de Sega que había roto un contrato con una Nvidia fracasada, y aun así decidió invertir en la empresa, para evitar su quiebra.

Hoy Nvidia es la tercera compañía más valiosa del planeta, con una capitalización en Bolsa que se acerca a los tres billones de dólares. Pero sin los modestos 5 millones de dólares que le prestó Shoichiro Irimajiri para evitar su quiebra, hoy Nvidia no existiría.

La curiosa historia, recopilada por The Wall Street Sights, se remonta al año 1996, cuando Sega estaba desarrollando la consola Dreamcast, y contrató a la joven compañía Nvidia para que diseñase su GPU.

Estamos en la época del cambio generacional de los gráficos 2D a 3D. Las primeras GPU que renderizaban gráficos 3D por hardware, como 3DFX Voodoo, comenzaban a llegar a las tiendas, y juegos como Doom proponían nuevas formas de jugar a videojuegos.

El CEO de Sega que salvó a Nvidia

Seguro que conoces a Ayrton Senna, el legendario piloto de Fórmula 1. Para muchos, el mejor piloto de la historia. Lo que pocos saben, es que buena parte de sus victorias las consiguió con un motor Honda diseñado por Shoichiro Irimajiri.

Este ingeniero soñaba con pilotar aviones, pero terminó diseñando los motores más rápidos de Honda para las competiciones de motociclismo y Fórmula 1, a principios de los 80. "Tenía ideas que otros ingenieros consideraban imposibles", asegura la prensa de la época. Llegó a ser el presidente de Honda más joven de la historia, en 1982.

Irimajiri se marchó a supervisar la filial de Honda en Estados Unidos, pero en 1992 sufrió una enfermedad del corazón debido al estrés, y decidió abandonar la compañía.

En 1993, un amigo suyo le convenció para que aceptase el puesto de vicepresidente de Sega, con el reto de competir con Nintendo. En 1996 ya se había convertido en CEO de Sega América, y en 1996, de toda la compañía.

Shoichiro Irimajiri tomó las riendas del diseño de la consola Dreamcast, la primera consola de la historia con conexión a Internet de salida.

Se fijó en una joven compañía llamada Nvidia, que estaba despuntando en el diseño de chips para generar gráficos 3D. Apenas había sido fundada tres años antes, pero Irimajiri quedó cautivado por la determinación y confianza de su joven CEO, Jensen Huang.

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En aquel entonces, Nvidia era una compañía que estaba empezando. Apenas era conocida en el mercado de las GPU, pero Shoichiro Irimajiri confiaba en su potencial, así que les encargó el diseño de la GPU de la Dreamcast.

Jensen Huang gastó todo su capital en diseñar un chip que renderizaba los gráficos usando cuadrados. Y Nvidia se equivocó. La competencia usaba triángulos, un método que resultó más eficaz. Así que sus GPU eran superiores.

Nvidia y Jensen Huang se enfrentaban al abismo, porque se habían quedado sin capital. Podían decirle a Sega que no habían estado a la altura, romper el contrato, y quebrar. O podían seguir adelante con su GPU, sabiendo que sería más lenta que la competencia, así que Sega no la compraría, con lo que irían a la quiebra. Ambos caminos llevaban al mismo punto: el cierre de Nvidia.

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Shoichiro Irimajiri se dio cuenta de que la GPU no estaba a la altura, así que rompió el contrato con Nvidia. La Dreamcast finalmente llevaría una GPU PowerVR de NEC.

Pero entonces ocurrió algo inesperado. Pese a su fracaso, Irimajiri confiaba en Jensen Huang, por lo que decidió invertir 5 millones de dólares en Nvidia, que era lo que necesitaba para poder terminar una nueva GPU para PC.

Pese a ser el CEO de Sega, a Irimajiri le costó convencer a la junta directiva para que invirtiese en una compañía que acababa de fracasar con el diseño de una GPU.

Finalmente consiguió el dinero, y todos ganaron: con esa inversión Nvidia pudo fabricar una tarjeta de PC, que fue todo un éxito. Con los años, acabó liderando el mercado. Sega, por su parte, vendió su participación en Nvidia tres años después por 15 millones de dólares, triplicando su inversión.

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Por desgracia, la consola Dreamcast fue un fracaso, y Shoichiro Irimajiri fue relevado de su cargo. A sus 84 años, aún trabaja como consultor en su propia empresa.

Hacía más de 20 años que no hablaba con Jensen Huang, el CEO de Nvidia. Hace unos meses le envió un email invitándole a participar en una conferencia sobre IA en Japón.

Irimajiri no esperaba respuesta, pensando que Jensen Huang se había olvidado de él. A los pocos minutos de enviar el email, recibió la contestación: "Querido Irimajiri-san, estoy encantado de estar a su servicio para lo que necesite".

Hay favores que no se olvidan, aunque pasen tres décadas. Un favor que hoy vale casi tres billones de dólares. Pero sobre todo, es el favor de alguien que confía en ti en tu momento de mayor fracaso. Eso se queda grabado en el corazón, para toda la vida.

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Etiquetas: NVIDIA, Industria, Retro