En la actualidad, la cerveza es ampliamente conocida como una bebida refrescante y socialmente arraigada. Sin embargo, su historia revela que en la antigüedad también se la valoraba por sus beneficios para la salud. A través de la combinación de ingredientes naturales y procesos de fermentación, la cerveza ofrecía propiedades que, en su momento, eran muy apreciadas.

Desde civilizaciones antiguas como Mesopotamia y Egipto, la cerveza ha sido un pilar en la vida cotidiana. Su fermentación natural, la ebullición del agua y el contenido alcohólico, actuaban como barreras contra bacterias patógenas en una época en la que la calidad del agua era incierta. 

El consumo de cerveza reducía las enfermedades y aportaba calorías, y era impulsada por la Iglesia en la Edad Media. Esta conexión entre la cerveza y la salud se mantuvo durante siglos. La cerveza de bajo alcohol era a veces fundamental en las dietas de los campesinos. En la época industrial, el agua estaba terriblemente sucia y consumir cerveza podía ser menos peligroso incluso que un simple vaso del líquido elemento.

En la actualidad, estudios realizados por el Hospital Clínic, Universidades de Barcelona y Málaga, y el Instituto de Salud Carlos III, han confirmado que el consumo moderado de cerveza puede tener efectos positivos en relación con enfermedades cardiovasculares. 

Dos cervezas como máximo para tener beneficios saludables y con poco o nada de alcohol

Aquellos que consumen cerveza moderadamente presentan menor incidencia de diabetes e hipertensión, y niveles de colesterol HDL más elevados. El Centro de Información Cerveza y Salud resalta su riqueza en nutrientes como ácido fólico, proteínas, carbohidratos, minerales y vitaminas del grupo B, así como su contenido en lúpulo, con propiedades antioxidantes y beneficiosas para el corazón.

Las investigaciones muestran que el consumo moderado de cerveza, al igual que el vino, se asocia con una reducción del riesgo de enfermedades cardíacas. Por lo que las cervezas sin alcohol ofrecen estos beneficios nutricionales y para la salud, pero sin los efectos negativos del consumo de alcohol.

Sería crucial, no obstante, consumir cerveza de manera moderada. Los expertos recomiendan una o dos cervezas como máximo, y como parte de una dieta equilibrada. En este sentido, la cerveza sin alcohol también ha ganado terreno, respondiendo a la creciente preocupación por la salud. 

El Google Maps de la cerveza en España: la marca favorita en cada provincia con un clarísimo ganador

Sin embargo, no habría que olvidar un aspecto a considerar: la etiqueta “0,0” y Light, ha generado controversia debido a la no eliminación completa del contenido alcohólico y la presencia de edulcorantes y aditivos. A pesar de que pueda ser una opción para algunos, es importante recordar que los beneficios de la cerveza se aprecian en su moderación.

Así, la cerveza ha tenido una relación larga y compleja con la salud a lo largo de la historia. Desde su utilidad en la antigüedad como alternativa segura al agua contaminada hasta su posición actual como bebida que puede aportar nutrientes y beneficios cardiovasculares en dosis moderadas.