Una cervecería fundada y gestiona por monjes cerca de Múnich dice haber creado la primera cerveza en polvo. Sólo hay que añadir agua para que se forme espuma con todo su sabor. Sí, como esa leche en polvo que tomaban nuestros padres o abuelos tras la Guerra Civil... pero en cerveza.

El resultado, según los monjes alemanes, promete un enorme ahorro en transporte, ya que puede enviarse con un 10 % del peso (el resto de la bebida es agua, como bien sabrás, y esa parte la pones tú en tu casa).

Klosterbrauerei Neuzelle colaboró con varios socios tecnológicos para poder crear su primer producto en polvo, una cerveza sin alcohol rica en dextrina que se ha elaborado con métodos convencionales y luego "procesado y preparado en un polvo/granulado de cerveza soluble en agua".

El equipo está probando este polvo en el mercado en pequeñas cantidades hasta mediados de 2023, pero el plan es empezar pronto a fabricar cervezas con alcohol y ampliar la producción, siempre que la gente se anime y el producto funciones.

El equipo cree que también existe la posibilidad de abandonar las técnicas tradicionales de fabricación de cerveza, comprimiendo el proceso para minimizar el uso de materias primas, mano de obra y energía.

Nunca una cerveza fue tan ecológica

"Miles de millones de litros de agua se transportan a los consumidores de todo el mundo, porque la cerveza se compone de hasta un 90% de agua. Desde el punto de vista medioambiental, ya estamos ahorrando en transporte, pero aún no en el uso de recursos y los costes de producción", explican.

Los monjes creen que no se trata sólo de introducir un nuevo producto en el mercado, sino de trastocar el modelo de negocio de la cerveza. Por lo tanto, no consideran que su principal cliente sea el clásico bebedor de cerveza europeo, sino más bien los distribuidores internacionales, y ya estos ajustarán a cada mercado su mezcla ideal.

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De hecho, la cervecera empezará a dirigir estos polvos primero a mercados lejanos como Asia y África, donde los costes de transporte son más elevados y, presumiblemente, el esnobismo cervecero es menos problemático que en su casa, Alemania.

Imaginamos que habrá mucha gente dispuesta a probar la cerveza en polvo. Si hacen lo que dicen en la lata y ofrecen una gran experiencia de consumo sin necesidad de cambiar el agua y las botellas, esto podría convertirse en un avance revolucionario y totalmente inesperado.