Hablar mal de tu jefe en una conversación privada (incluso en WhatsApp) no es motivo de despido
Un juez español ha dictaminado que los jefes no podrán despedir a los trabajadores si les critican o insultan en los canales privados, aunque se deben cumplir algunas condiciones.
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Las pausas para el café a mitad de mañana o las conversaciones en espacios como WhatsApp o Slack son el momento perfecto para desahogarse. Algunos trabajadores incluso aprovechan para criticar o insultar a sus jefes, aunque en ocasiones puede llegar a oídos de esa persona.
Un trabajador español insultó a su superior en un chat privado de WhatsApp y la empresa le despidió cuando se enteró. El Tribunal Superior de Justicia de las Islas Baleares ha dictaminado que el despido es improcedente, pero la situación está llena de incógnitas.
Un grupo de auxiliares administrativas de una autoescuela crearon un grupo de WhatsApp en el que criticar un conflicto que se ha producido en la dirección. Las mujeres reclamaban poder cogerse vacaciones dos días festivos y la empresa se opuso.
Las trabajadoras se organizaron en el grupo de WhatsApp e hicieron un frente común para trasladar sus quejas a los superiores. La conversación terminó derivando en una serie de insultos, desde “rata cochina” hasta “ruin”, “se mete droga”, “pelo muerto” o “mafioso”. La pareja del jefe tampoco se libró.
Una de las empleadas filtró el chat y el responsable se enteró de toda la conversación. La dirección de la empresa consideraba que las administrativas habían roto su confianza y decidieron despedirlas, ha informado Cinco Días.
Libertad de expresión de los trabajadores en la oficina
Generado con IA
El TSJ Balear considera que el grupo de la aplicación de mensajería es un espacio cerrado en el que se supone que existe intimidad. El receptor del mensaje entra en juego y ha sido uno de los puntos que ha decantado la decisión del juez.
Si el receptor directo de los insultos fuese el jefe, podría ser motivo suficiente de despido. En este caso las receptoras son las propias trabajadoras. Los superiores nunca se hubiesen enterado de los insultos de no ser por la filtración de una de las integrantes del grupo.
El propio Tribunal Europeo de Derechos Humanos marcó unas pautas de actuación en este tipo de casos hace apenas 3 meses. Los empleados no podrán ser despedidos por insultar a los jefes de forma interna, siempre que las críticas no salgan de los canales de la empresa y no dañen su imagen.
El TSJ balear ha determinado que en esta situación se dan los dos requisitos: las conversaciones eran privadas a pesar de hacerse públicas y el daño lo sufren las empleadas debido al despido improcedente.
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