Es evidente que las nuevas tecnologías han traído consigo un montón de avances y comodidades para el común de los mortales. Pero, como desgraciadamente suele suceder en estos casos, también intenciones criminales en forma, por ejemplo, de estafas telefónicas. 

En otras ocasiones, por ejemplo, hemos hablado de los SMS sospechosos que continuamente llegan a nuestros móviles usurpando empresas y entidades conocidas. El engaño que hoy nos ocupa es similar, pero está vinculado a las propias llamadas telefónicas, y no tanto a los mensajes ni los correos electrónicos. 

Estafas telefónicas: vigila quién llama

Al hablar de estafas telefónicas, uno podría pensar que un operador se pone en contacto con nosotros para intentar sacarnos información delicada: datos personales, número de cuenta, contraseñas, etcétera. En realidad, muchas de las amenazas que más alertan a los expertos (y más comunes) son habitualmente más burdas. 

Nos referimos, en concreto, al timo conocido como “la llamada perdida”. Es un problema que ya lleva años en funcionamiento, y acerca del cual han informado en varias ocasiones organismos como la Guardia Civil. Pero hoy en día, lejos de haber ido perdiendo fuerza, resulta cada más y más frecuente. Lo más importante, en primer lugar, consiste en saber cómo funciona. 

Como su propio nombre indica, se trata de una llamada que solo dura unos segundos. La intención de los estafadores pasa porque uno no responda o, si lo hace, no escuche nada y la conversación se detenga antes de recibir ningún tipo de mensaje. 

¿El objetivo? Que el usuario, intrigado, devuelva la llamada perdida por su cuenta. Bueno, la llamada o las llamadas, porque en ocasiones acostumbran a ser varias. 

La trampa está en que, al tratarse de llamadas originarias de fuera de España, las tarifas que se aplican son más elevadas de lo normal, y los cibercriminales (por denominarlos de alguna manera), ganan dinero cada vez que uno intenta responder marcando ese número. 

Prefijos y cómo detectar las estafas telefónicas

El consejo que todo el mundo debería aplicarse es sencillo: no devolver nunca llamadas de aquellos números que no conocemos. Pero en los tiempos que corren, esto es más fácil de decir que después de ponerse en práctica. A veces es difícil no caer en la tentación de pensar que puede ser una llamada importante, quizá de alguna compañía, un trabajo, etcétera. 

Detectar cuándo se trata de una estafa telefónica y no de una llamada normal no siempre es fácil, pero hay algunas pistas de cuándo puedes correr peligro de ser engañado. Por ejemplo, fijándote en el prefijo que tiene el número desconocido que se ha intentado poner en contacto contigo.

Si el número en cuestión tiene algunos de los siguientes prefijos: 355 (Albania), 225 (Costa de Marfil), 233 (Ghana) o 234 (Nigeria), la estafa está prácticamente garantizada, puesto que estamos hablando de lugares de África o del este de Europa en los que difícilmente uno tenga un contacto real. 

Otros prefijos que debes evitar a toda costa son: el 212 procedente de Marruecos o el prefijo 387 que indica que la llamada procede de Bosnia-Herzegovina.

¿Los delincuentes siempre utilizan estos prefijos para sus estafas? 

Ni mucho menos. Este tipo de delitos también se llevan a cabo con prefijos nacionales o incluso desde números de teléfonos móviles que podrían considerarse normales. 

Ser precavidos, por tanto, es la mejor manera de no caer en la trampa, entendiendo que, si alguien quiere ponerse en contacto contigo, seguramente hay otras maneras de hacerlo más seguras.