Pese a las facilidades que el mundo digital da a todos en la actualidad, siempre hay una cara B a menudo desconocida y que esconde grandes riesgos. Uno de ellos es la forma en que compartes tu dirección de correo electrónico sin pensar mucho en las posibles implicaciones. 

Si lo miras por encima, parece inofensivo, ¿verdad? Sin embargo, detrás de esa aparente inocencia se esconde un mundo de seguimiento, recopilación de datos y potencial exposición a problemas de ciberseguridad. 

Para comprender la importancia de protegerla, primero hay que conocer por qué las empresas la desean tanto. Cuando navegas por la web o utilizas aplicaciones, es probable que te pidan tu email con bastante frecuencia. 

Ciberseguridad: estos serán los principales peligros y amenazas en 2024

A menudo, lo das sin cuestionarlo, pero desde el punto de vista de los anunciantes, el correo electrónico no es solo un medio de contacto, sino también una forma de trazar un mapa detallado de tu comportamiento en línea. 

Tal y como comenta en una entrevista para Computer Hoy, Miguel López, Director General de Barracuda Networks, "mucha gente no es consciente de la importancia y del riesgo que conlleva divulgar esos datos. 

Además, estamos acostumbrados a que se nos pregunten de manera frecuente un montón de detalles para darnos acceso a diferentes plataformas y servicios online, así que se ha perdido la sensación de peligro a la hora de compartir información confidencial…".

Tu dirección de correo es todo lo que necesitan y tú se lo das sin apenas pararte a pensarlo

Durante años, la publicidad digital ha dependido de métodos como las cookies de seguimiento para recopilar datos sobre los usuarios y ofrecer anuncios personalizados. 

Sin embargo, con el aumento de las preocupaciones sobre la privacidad y la implementación de medidas como el bloqueo de seguimiento por parte de empresas como Apple y Google, la industria ha tenido que buscar nuevas formas de seguir rastreándote. Y así es como entra en juego el correo electrónico.

"Difundir indiscriminadamente nuestro email hará que, con toda probabilidad, termine formando parte de alguna de las múltiples BBDD que los ciberdelincuentes comparten y comercializan entre ellos. Esto, a su vez, nos hará objeto de frecuentes ataques de Spam, Phishing, malware, fraude… Pero lo peor es que también incrementa las posibilidades de recibir ataques dirigidos altamente sofisticados que busquen tener acceso a nuestras cuentas, bancos, correo y recursos corporativos…", añade el experto.

Al darlo, estás abriendo la puerta a un seguimiento más profundo y a una posible exposición de tus datos personales. Desde tu actividad en línea hasta tu información personal, todo se puede vincular a través del correo electrónico.

"Puedo coger tu dirección de correo electrónico y encontrar datos que quizás ni siquiera te hayas dado cuenta de que le has dado a una marca", explica Michael Priem, director ejecutivo de Modern Impact, a The New York Times. "La cantidad de datos que hay sobre nosotros como consumidores es literalmente impactante".

La estrategia más efectiva para responder a un incidente de ciberseguridad: "El tiempo corre contra el defensor"

Preocupa dar tu DNI, datos bancarios pero ¿por qué no tu correo electrónico?

Esto es algo que todos y cada uno de nosotros hacemos de forma indiscriminada, sin llegar a ser conscientes del valor y los riesgos asociados con esta acción.

Desde el inicio de Internet, el correo electrónico se ha utilizado como un medio de contacto y registro. Su utilidad como identificador único y método de comunicación lo ha convertido en una solicitud común por parte de sitios web, aplicaciones y servicios en línea.

Cómo conseguir trabajo en el sector más demando del mundo, la ciberseguridad, y tener éxito

Además, en la mayoría de los casos, dar una dirección de email parece una transacción simple y aparentemente inofensiva: a cambio de acceso a un servicio o contenido en línea, estás dispuesto a compartir este dato. 

Además, la presencia de prácticas muy comunes en la web, como el registro mediante correo electrónico para acceder a contenido o servicios, refuerza la percepción de que dar esta información es una parte normal de la experiencia en línea.

Miguel López recomienda: "Hay que actuar siempre con la máxima precaución a la hora de compartir cualquier dato por internet. Asimismo, plantearnos si es realmente necesario compartir tantos detalles en redes sociales, aplicaciones y con terceros y pararnos siempre a pensar en la confianza que merece quien nos está pidiendo esos datos y si realmente es necesario que nos pidan tanta información".