Make Sunsets es una empresa que apuesta por la geoingeniería solar para enfriar el planeta. Esta afirma que ya ha lanzado dos globos meteorológicos de prueba, cada uno de ellos lleno de unos 10 gramos de partículas de azufre y destinado a la estratosfera, según el sitio web de la empresa y publicado por primera vez en MIT Technology Review.

El concepto que está detrás de todo esto es sencillo: añadir partículas reflectantes a la atmósfera superior para reducir la cantidad de luz solar que penetra desde el espacio, enfriando así la Tierra.

Es lo que se denomina geoingeniería, una forma de manipular el clima reflejando más luz solar en el espacio. Como explica MIT Tech Review, esto puede compararse con lo que ocurre de forma natural tras las erupciones volcánicas.

En teoría, la pulverización de azufre podría ciertamente aliviar el calentamiento global. Pero los científicos se han mostrado reticentes a probarlo a gran escala, ya que podría tener efectos secundarios peligrosos.

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¿Frenar el cambio climático liberando azufre?

Como ya hemos mencionado, Make Sunsets lanzó recientemente globos meteorológicos con partículas de azufre desde sus instalaciones en México. La empresa también quiere vender "créditos de refrigeración" para futuros vuelos de globos que podrían transportar cargas más grandes.

Luke Iseman, cofundador y consejero delegado de Make Sunsets, declaró a MIT Tech Review que la startup tiene parte de ciencia y parte de provocación, en una especie de esfuerzo por ser tomada en serio.

Iseman añadió que el cambio climático necesita soluciones inmediatas que tengan el potencial de generar cambios radicales en un futuro próximo. Los dos primeros lanzamientos de globos meteorológicos tuvieron lugar en abril.

Ahora bien, pese a que la idea en sencilla, que esto resulte eficaz no tanto. Aunque los científicos e ingenieros llevan más de 50 años estudiando la geoingeniería solar como posible remedio contra el cambio climático, casi nadie ha llevado a cabo experimentos reales debido a los riesgos asociados, como los daños a la capa de ozono.

Aunque científicamente se sabe que las partículas de azufre pueden reflejar la luz solar lejos de la Tierra y enfriar el planeta, las consecuencias no deseadas de tal acción son menos conocidas y potencialmente catastróficas. Algunos estudios sugieren que la liberación de azufre en el hemisferio norte provocaría sequías masivas en algunas zonas.

Por el contrario, la adición de azufre en el hemisferio sur podría aumentar drásticamente el número de huracanes atlánticos en el hemisferio norte.

A esto hay que sumarle la volatilidad de estas partículas, lo que implicaría que deberían estas soltándolas de forma indefinida. Su vida útil en la estratosfera oscila entre unos pocos días y un par de años, dependiendo del tamaño de las partículas y otros factores. 

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Con todo esto sobre la mesa y desde que existe la idea de manipular intencionadamente la atmósfera, la geoingeniería ha sido motivo de preocupación. El Pentágono incluso tiene equipos de investigación dedicados a trabajar en métodos para detectar y combatir esos intentos clandestinos.

Es casi seguro que la geoingeniería formará parte de los futuros esfuerzos centrados en el clima, pero, desde luego la solución al cambio climático no pasa por este tipo de soluciones, al menos por ahora.