El sapo de caña sudamericano se ha convertido en Toadzilla en Australia. Crece sin parar, es venenoso, y acaba con la fauna local. No hay forma de erradicarlo.

Quizá te resulte curioso descubrir que un continente tan grande Australia, no tiene sapos nativos. Los que hay, han sido introducidos desde otros continentes.

El más abundante es el sapo de caña, Rhinella marina, originario de Sudamérica. Llegó a Australia hace un siglo, y desde entonces se ha reproducido sin parar, porque apenas tiene depredadores, y se come todo lo que pilla, desde insectos a ratones.

Desde que llegó al continente, debido a la abundancia de comida, estos sapos de caña no han dejado de crecer en tamaño y peso. El pasado 20 de enero una guardia forestal del Parque Nacional de Conway, capturó el sapo de caña más grande jamás visto. Lo bautizaron con el nombre de Toadzilla, en homenaje al monstruo Godzilla de las películas japonesas. Aquí puedes verlo:

Toadzilla pesa 2,7 Kilos, el sapo de caña más grande jamás registrado.

Seguramente es una hembra, ya que son más grandes que los machos. Pueden poner hasta 30.000 huevos al año y viven más de 15 años...

Toadzilla, cuando los sapos de caña se agigantan

Estos sapos son venenosos. Tienen una glándulas en los hombros que sueltan veneno cuando se estresan, o son atacados. Sus huevos, renacuajos y crías también son venenosas, así que los depredadores no se las pueden comer.

Los sapos de caña se introdujeron en Australia por miles en 1935. Los trajeron para acabar con las plagas de escarabajo que se comían las cosechas. Pero no eran muy efectivos con esta tarea, preferían comerse otros animales, ya que tenían mucho donde elegir. Al final, la plaga de escarabajos se controló con pesticidas.

Un australiano explica por qué deja que esta terrorífica araña venenosa tan grande como una mano viva en su casa

Al principio no tenía depredadores, ya que los zorros y otros animales que intentaban comérselos, morían de un ataque al corazón tras ingerir el veneno. Hace poco se descubrió que un pájaro llamado ibis blanco, de largo pico, ha aprendido a cazarlos.

Su método es muy ingenioso: los lanzan al aire o contra las rocas para que se estresen y suelten el veneno, y luego los matan a picotazos y los lavan en una charca, para eliminar el veneno antes de tragárselos enteros.

Pero no hay suficientes ibis para tanto sapo, así que han proliferado. Puesto que matan a la fauna local, todos los que encuentran los eliminan. Toadzilla, el sapo de caña gigante, ha salvado la vida. Lo van a llevar al Museo de Queensland, en donde lo mantendrán con vida para estudiarlo. Pero seguramente acabe en el interior de un bote de formol, para ser exhibido cuando muera.