La minería de criptomonedas, además de ser altamente contaminante, tiene otro "efecto secundario": cuesta dinero a todos los ciudadanos, porque hace subir el precio de la luz. El gobierno de Estados Unidos quiere remediarlo con una tasa del 30% al consumo eléctrico de las granjas de criptomonedas.

"Vamos a hacer que los criptomineros paguen por los costes que imponen a los demás", ha dicho un representante de la Casa Blanca, en la presentación del proyecto de ley que pretende aplicar una tasa del 30% a toda la electricidad que consuman las granjas de criptomonedas.

La propia Casa Blanca ha llevado a cabo un estudio del consumo eléctrico de la minería del Bitcoin, y el resultado es abrumador: 50.000 millones de KWh, solo en 2022, y solo en Estados Unidos.

Eso equivale al consumo de todos los ordenadores y todos los frigoríficos del país, como se puede ver en esta gráfica.

Se queda muy cerca del consumo de todos los televisores de Estados Unidos.

Este elevadísimo consumo eléctrico, para beneficios de unos pocos, tiene dos graves consecuencias.  Por un lado, perjudica al medio ambiente y el cambio climático, porque la mayoría de esa electricidad se genera con fuentes contaminantes, como el petróleo. No es casualidad que la mayoría de las granjas de criptomonedas estén en Texas, en donde el petróleo está barato.

Además, por el sistema de precios que tienen en Estados Unidos (y en la mayoría de los países), si en una zona hay un elevado consumo eléctrico, la electricidad está más demandada y sube el precio de la luz. En las ciudades cercanas a las granjas de criptos ha subido entre un 5 y un 10%, por esta causa.

Así que todos los ciudadanos pagan para que solo unos pocos se beneficien de las criptomonedas.

Una tasa del 30% para las minería de Bitcoin

Para intentar compensar estas pérdidas de los ciudadanos, el gobierno estadounidense ha presentado una propuesta de ley llamada el impuesto DAME (Energía Minera de Activos Digitales).

Su objetivo es aplicar una tasa del 30% a todo el consumo energético que generen las empresas de minería de criptos.

Es una ley controvertida, porque no está claro si ese dinero se va a quedar en las arcas del Estado, o se lo va a devolver a los ciudadanos para compensar la subida de la luz por la cercanía de una granja de criptomonedas.

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Los afectados se quejan de que esta tasa hará que muchas pequeñas granjas de criptomonedas cierren, quedando solo las grandes empresas que concentren todo el poder, algo que va en contra de la filosofía del Bitcoin.

Ahora que parece que las criptomonedas se han recuperado de la crisis, hay que arreglar el tema del consumo eléctrico y la contaminación. Un impuesto adicional no parece ser las mejor solución, porque no reduce ninguno de los dos problemas.