La incomprendida película de exorcismos de John Carpenter que casi nadie recuerda y hasta en la que trabajaba una estrella de rock de tapadillo
Actualmente, están de moda las películas de exorcismos que copian descaradamente El Exorcista, sin embargo, la mayoría de los cinéfilos han olvidado una película de los 80 que hoy es de culto. ¿Su director? El mítico John Carpenter.
No hay ninguna duda al respecto: si piensas en películas de posesiones demoníacas, casi con total certeza te vendrá a la cabeza la mítica El exorcista, el gran clásico estrenado en 1973 y dirigido por William Friedkin. Después, quién sabe, puede que enumeraras algunas de sus secuelas o quizá los muchos estrenos similares que han ido viendo la luz en los últimos años.
De hecho, las películas de exorcistas, casi todas ellas teniendo como base la original, ya prácticamente forman un género en sí mismas, pero son muy, muy parecidas entre sí. La mayoría, pero no todas. En 1987, uno de los grandes maestros del cine de terror, el mítico John Carpenter, también trató el tema, aunque actualmente casi nadie lo recuerde.
Los exorcismos, según John Carpenter
La carrera de John Carpenter es cuanto menos peculiar. Se trata de uno de esos directores que casi todo el mundo conoce, a pesar de que en raras ocasiones ha logrado auténticos éxitos comerciales, de esos que revientan la taquilla. Quizá su nombre siempre quedará grabado con letras doradas en el cine de terror gracias a La noche de Halloween (1978).
No hay que olvidar que este padre de todos los slashers modernos se adelantó a sus grandes competidores, como Viernes 13 o, aún más, Pesadilla en Elm Street (a esta última en más de un lustro). Sin embargo, en 1987, y con su carrera quizá en un cierto punto de zozobra tras el fracaso comercial que supuso Golpe en la pequeña China (1986), Carpenter intentó algo distinto.
Nos referimos al film El príncipe de las tinieblas. Bajo este nombre (Prince of Darkness en el original) se escondía un extraño estreno que la gente no terminó de entender en su momento. De hecho, y como suele suceder en estos casos, la película pasó bastante inadvertida cuando se llevó a cabo, mientras que hoy en día está considerada prácticamente de culto por muchos fans.
La historia del film se llevaba a cabo en una iglesia abandonada en los suburbios de Los Ángeles, donde un sacerdote piensa que puede estar encerrado nada más y nada menos que el mismísimo Satán. Algo en lo que coinciden una serie de estudiantes científicos. De hecho, la mezcla de satanismo, posesiones y ciencia es lo que le da al film un toque completamente único.
La estrella de rock escondida en la película
Hay que reconocer que El príncipe de las tinieblas no es una película convencional, en ninguno de sus sentidos. Tanto sus artesanales (y a veces estrafalarios) efectos especiales, como el desarrollo lento o el propio reparto son atípicos a más no poder. De hecho, no hay ningún rostro conocido ni estrella en horas bajas que se cuente entre sus protagonistas.
Lo que sí hay, es una estrella de rock. Nada más y nada menos que Alice Cooper, el padre del llamado “glam metal”, que hace una especie de cameo entre los indigentes que se dan cita en los alrededores de la iglesia. Probablemente, el bueno de Alice participó por su amor al cine, puesto que, desde luego, ya era una estrella consagrada de la música por aquel entonces.
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