A día de hoy las casas están plagadas de electrodomésticos por todas partes. A los necesarios hornos, vitrocerámicas o neveras, se suman otros nuevos como las freidoras de aire, que tan de moda están y tu cocina al final parece sacada de un expositor de cualquier marca.

El problema viene cuando, a pesar de que todos ellos cada vez son más útiles e incluyen grandes funcionalidades tecnológicas y automatizaciones, control remoto o WiFi, se presenta un fenómeno que preocupa: la reducción en la vida útil de todos ellos.

El aumento en la demanda de servicios de reparación de electrodomésticos es un indicio claro de este problema, tal y como se explica en The Wall Street Journal. Existen webs de reparaciones que han experimento un aumento de solicitudes en hasta un 58%.

¿Qué es realmente lo que está ocurriendo? ¿Por qué ya no duran tanto los electrodomésticos que tienes en casa pero a ser aparentemente más sofisticados? Pues cuidado porque la respuesta precisamente podría ser eso, la tecnología.

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El gran problema de que los electrodomésticos duren menos reside en su tecnología

Una de las causas de esta disminución en la durabilidad podría ser la gran complejidad tecnológica de los electrodomésticos. A medida que añaden una mayor cantidad de componentes electrónicos, estos dispositivos se vuelven más susceptibles a que se estropee algo mínimo pero a la vez necesario para su correcto funcionamiento. 

Si bien la tecnología queda claro que ofrece grandes beneficios en esas funcionalidades que incluye o incluso en la mejora de la eficiencia energética, también da la bienvenida a una mayor fragilidad y una mayor probabilidad de que no dure todo el tiempo que te gustaría.

"Estamos haciendo las cosas más complicadas, son más difíciles de arreglar y más caras de arreglar", explica un experto al medio. "Los consumidores se están dando cuenta de las fallas que están sucediendo y se preguntan: '¿Realmente necesito que mi horno se precaliente mientras estoy en el supermercado?'", comenta otro.

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A todo esto hay que sumarle otro gran problema y es el coste de la reparación. A menudo, estos precios puede quedarse muy cerca, o incuso superar, el valor de mercado del electrodoméstico, lo que lleva a los usuarios a optar por la compra de uno nuevo en lugar de reparar.

"En la mayoría de los casos, diría que comprar uno nuevo tiene más sentido económico que repararlo", comenta un extrabajador de Siemens. Si se tiene en cuenta esta tendencia de "usar y tirar" lo cierto es que tampoco beneficia al medio ambiente, contribuyendo a que aumenten los residuos electrónicos.

Pese a que grandes marcas como Bosch aseguran que crean productos para que duren, lo cierto es que no siendo como se esperaba. Teniendo en cuenta que esa tecnología que integran es un factor clave en la actualidad —ya que nadie quiere volver a los electrodomésticos del pasado y todos exigen cada vez más funcionalidades— parece que la solución es bastante compleja.

Aquí la duda reside en hasta qué punto es el propio usuario el que no está dispuesto a comprarse un electrodoméstico básico y prefiere que incluya todo tipo de tecnologías o incluso es el fabricante el que estratégicamente añade tantas funcionalidades que acaban generando en ti esa necesidad. 

Al final todo es un círculo vicioso, pero que el horno que te compres a día de hoy no va a durarte 10 años, es un hecho.