En la mayoría de los desiertos, por la noche, sopla el viento. Eso no es suficiente para crear el sonido de un canto. Las dunas que cantan son especiales, y muy escasas. ¿Te apetece escucharlas?

En lugares muy concretos de desiertos situados en China, Marruecos, Mongolia o Namibia, existen unas dunas muy especiales: cantan una especie de canto lejano o un lamento religioso que parece provenir de otros tiempos.

Estos "cantos" se remontan miles de años atrás en el tiempo, y seguro que dejaban asombrados a los viajeros que cruzaban las dunas. No es extraño que surgieran leyendas a su alrededor.

El misterio de las dunas que cantan

En Dunhuang, China, existe un pequeño oasis en mitad del desierto, rodeado de dunas, llamado El Lago de la Luna Creciente, porque tiene esa forma. 

Allí hay dunas cantoras que se llenan todos los días de turistas, para escuchar su canto. En tiempos de la Ruta de la Seda, hace 1.500 años, el lago estaba rodeado de templos.

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Según cuenta la leyenda, los sonidos del culto procedentes de los templos despertaron de su sueño al Príncipe Dragón Amarillo. Enfurecido, cubrió de arena la región y a todos sus habitantes. Se dice que la música que se escucha en las dunas procede de los cantos de la gente enterrada en su interior.

Es una bonita leyenda pero, por supuesto, existe una explicación científica sencilla. En este vídeo puedes escuchar las dunas que cantan en Omán, y en Tarfaya, en Marruecos:

Todas tienen en común que están en lugares muy secos, ya que es necesario que el aire no tenga humedad.

Otra característica que comparten, aunque no es obligatoria, es que el canto se produce cuando hay  una avalancha de arena por una ladera, o la arena se mueve impulsada por el viento. Puedes verlo en esta duna cantora del desierto de Gobi, en Mongolia:

¿Por qué se produce esta curiosa cacofonía de frecuencias bajas, que recuerda a un cántico humano?

Para que las dunas canten, se tienen que dar varias circunstancias, tal como nos cuenta IFL Science. En primer lugar, que los granos de arena se muevan, ya sean por el viento, o porque resbajan por una ladera.

Estos granos generan una fricción entre sí. Para que esa fricción genere sonido, el aire debe estar muy seco y los granos deben ser finos, de forma que exista un pequeño hueco entre los granos de arena amontonados. Estos huecos genera una caja de resonancia, en donde el sonido de la fricción de los granos se amplifica hasta hacerlo audible.

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Finalmente, también ayuda que montañas y colinas cercanas permitan generen corrientes únicas de aire que mueven los granos de arena de una forma especial.

Cada duna que canta posee un canto único, diferente a las demás. Son como artistas de arena que tienen su propia personalidad. Un fenómeno único de la Naturaleza, que resulta un espectáculo contemplar en directo.