Levantarse de la cama acostumbra a ser uno de los momentos más duros del día. Y más aún en invierno, cuando te encuentras realmente feliz debajo de las sábanas. Ponerse en marcha y enfrentarse al mundo, la rutina y las obligaciones diarias que cada uno tiene puede convertirse en un esfuerzo titánico… aunque no siempre. 

Más allá de la obligada resignación, existen sencillas acciones para que salir de la cama no sea un drama. Si, como la gran mayoría de los mortales, tienes problemas para madrugar, no está de más que las conozcas, ya que pueden hacerte la vida más sencilla. 

Mejor a la primera

Por mucho que existen incluso estudios que hablan de los beneficios de postergar un poco más el despertador cuando este suena, los típicos “cinco minutitos más”, en realidad no es del todo recomendable. 

Piénsalo así: la misma pereza que tienes cuando el despertador suena la primera vez, la tendrás también después. Si tienes que hacer el esfuerzo (y tienes que hacerlo), mejor lograrlo a la primera. Cuanto más tiempo tardes en salir de la cama una vez escuches la alarma, más complicado te resultará hacerlo. 

Ten pensamientos positivos

Más allá del esfuerzo físico que puede suponer madrugar, también hay un gran componente psicológico. Madrugar es habitualmente sinónimo de cosas que no gustan, como las prisas, los atascos, llegar a tiempo a la oficina, etcétera. Mantener una mentalidad y unos pensamientos positivos en la mañana, ayuda a que levantarse sea más fácil. 

¿Y cómo hacer eso? Intentando focalizar tus primeros pensamientos en aquello que disfrutarás durante el día, por pequeño que sea: una taza de café, la novela que estás leyendo o el partido de fútbol de la tarde. Aunque puede parecer banal, te motivará para salir de la cama y hacerlo de mejor humor. 

Busca la mejor forma de despertar

En este sentido, cada persona es un mundo. Hay gente que no puede afrontar el día sin pegarse una ducha, o quienes son incapaces de funcionar sin un café. Conseguir una rutina eficaz es importante para solucionar, al menos en la medida de lo posible, los problemas de madrugar. 

Dicho de otra forma: acostumbrarte a seguir un pequeño ritual, por así decirlo, que sepas que funciona, siempre es positivo. 

El ejercicio siempre ayuda

Hay gente que disfruta haciendo ejercicio nada más levantarse. Aunque sea salir a correr o realizar estiramientos unos minutos. De esta forma, consiguen energías para afrontar la jornada mejor. Pero también puede darse el caso contrario: que tu cronotipo te haga sentirte mejor y más fuerte de noche que de día. 

En estos casos, haz precisamente eso: recurre al ejercicio, sí, pero antes de acostarte, o al final de la tarde. Así estarás más cansado y podrás descansar mejor, incluso siendo nocturno. Escuchar y comprender tu propio cuerpo es imprescindible. 

Cuidado con los fines de semana

Acostumbrar a tu cuerpo a madrugar, sobre todo si eres de naturaleza nocturna, no es fácil. Desacostumbrarlo, por el contrario, sí lo es. Solo hace falta un día o dos de levantarte tarde para que el esfuerzo de haber intentado acostumbrar tu organismo a unos horarios de descomponga. 

Es razonable que se busque descansar más los fines de semana o cuando cada cuál libre, pero tampoco conviene pasarse, o el siguiente día laborable sufrirás el doble. 

Siguiendo todos estos consejos quizá no logres que madrugar deje de ser un problema del todo, pero sí es posible que consigas que al menos sea menos duro. Y eso no es poco.