En muchas ocasiones, las películas, series de televisión o novelas pueden dar una imagen engañosa del pasado. Es lo que, al menos en ciertos momentos, sucede con la Edad Media. 

La fantasía hace que suela identificarse con reyes, magos, caballeros, leyendas… y por supuesto que hay algo de eso, pero la realidad sin duda resultaba menos romántica.

Menos romántica y más dura. De hecho, para una persona actual resultaría muy difícil sobrevivir en la Edad Media. 

La dificultad de sobrevivir en la Edad Media

No hacía falta llegar muy lejos para darse cuenta de lo difícil que era la vida durante la Edad Media. Es más, los índices de mortalidad infantil (o de madres que perdían la vida durante el parto), resultaba mucho más elevado de los de hoy en día. De hecho, suele estimarse que al menos un 30% de la población infantil no llegaba a cumplir los cinco años de edad. 

Este alto índice de mortalidad infantil se debía a una serie de factores, incluyendo la falta de atención médica adecuada, las condiciones insalubres de vida, las enfermedades infecciosas y las malas condiciones de nutrición. Pero aunque este problema se cebaba especialmente con los campesinos (la gran parte de la población en aquellos años), también afectaba a las familias nobles. 

Hay que tener en cuenta, que por mucho que la ficción suela mostrar una Edad Media romántica con caballeros, princesas, reyes y todas esas cosas, en realidad los campesinos formaban más del 90% de cuantos vivían entonces. ¿Qué quiere decir esto? Pues que si hubiese nacido en la Edad Media, lo más probable, con mucha diferencia, es que fueses campesino. 

Por otro lado, y si lograbas alcanzar los 5 años (que no era fácil), tampoco era habitual que la vida durase demasiado. De hecho, cuando se trabajaba el campo, lo normal es que la gente no durase entonces más de 30 o 40 años. En estos casos, la esperanza de vida de nobles y clérigos si era algo más alta, por razones obvias: vivían mejor. 

El problema del hambre en la Edad Media

Sin embargo, si existía un principal enemigo para la vida durante la Edad Media, ese era sin duda el hambre. A diferencia de lo que sucede hoy en día (o de forma mucho más pronunciada), las cosechas resultaban mucho más vulnerables y los problemas para alimentarse eran prácticamente una constante. En ocasiones, las hambrunas incluso llegaban hasta los reyes.

A las guerras, enfermedades como la tuberculosis y la peste y demás dramas inevitables, hay que sumarle también un elemento que la gente en ocasiones olvida: el clima. Durante la Edad Media la gente tenía que soportar unas temperaturas más severas, a las que la gente de hoy en día difícilmente podría llegar a acostumbrarse. 

Se sabe que a lo largo de la Edad Media hubo fluctuaciones climáticas regionales y eventos climáticos extremos que afectaron a diferentes partes del mundo en ese período, y que complicaron todavía más la delicada situación. 

Por ejemplo, en Europa se produjeron períodos de clima más frío conocidos como la Pequeña Edad de Hielo, que ocurrieron aproximadamente entre los siglos XIV y XIX. Durante esta época, se registraron inviernos más fríos de lo normal y hubo avances de los glaciares en algunas regiones. Algo que, en estos tiempos de calefacción y comodidades, es difícil ni siquiera imaginar.